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¿Dios te quiere para Él?

Dios te quiere para Él. Para Él sólo te quiere. Actos y gestos no planificados, corazón abierto, fe fresca a flor de piel. Altibajos y tormentas a las que se añade aún más complejidad. Todo, porque uno no es indiferente al sufrimiento humano. ¿Por qué complicarse la vida? ¿Por qué compartir el sufrimiento ajeno? ¿Por qué tanto empeño? La respuesta a estas preguntas acaso se hace sencilla. Todo esto es porque Dios te quiere para Él. Para Él sólo te quiere.

¿Esperando ver una zarza ardiendo?

Moisés observaba: la zarza ardía sin consumirse. Dios le dijo, he oído el clamor de mis hijos. Yo te envío para que los liberes. ¿Cómo es que soy yo?

¿Esperando, acaso, a encontrarme una zarza ardiendo sin consumirse para caer en la cuenta de que Dios se esfuerza en decirme algo? Enséñame, mi Señor, a discernir los signos de mi propia historia. Para no tener duda de que estás en ella y poder dilucidar tu deseo feliz y exigente de seguir construyéndola.Bs

Abro mi ser

Abro mi ser y alzo mis manos y mi voz hacia ti.
Quiero rendirme y entregarme a tu voluntad.
Mi corazón se abre a la voz de tu Espíritu de amor.
Mi alma canta de gozo, mi alma canta de gozo en ti, Señor.

Voluntad alcanzable

Que habite, Señor, tu voluntad en el interior de mi corazón, en mi consciencia y en mi boca. Que esté cerca. Porque así es alcanzable. Dame el deseo de conocerla y el valor para seguirla.

Dios no pide imposibles

Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable. El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Puedes cumplirlo.

Sin adelantarse, sin forzar el paso

Insistiendo suavemente, sin ser machacón, poco a poco, el de Arriba retoma recurrentemente los mismos temas. Yo, cambiando de tema, concentrando la atención en otras cosas, dejo pasar meses y años. Sin embargo, pedagógicamente el Señor va volviendo una y otra vez sobre lo mismo.

Sin saber por qué

Soy hijo de un tiempo en el que la mayoría de los jóvenes han perdido la fe en Dios por la misma razón por la que sus padres la habían tenido siempre: sin saber por qué (Fernando Pessoa).

Con mucho humor

Intentando que el humor se haga presente. Resulta que nos tomamos las cosas tan a la tremenda que somos el hazmerreír del mundo, somos incapaces de relativizar las cosas y sin darnos cuenta repetimos con nuestros gestos y actitudes aquello de «la vida es triste, la hagamos peor» y encima nos extrañamos de que la gente «no nos tome en serio», porque en realidad somos unos plastas, profesionales de malas ondas (Sor Lucía Caram).

Bondad e inocencia

Gracias, mi Señor, por haberme regalado bondad e inocencia. Tus dones más preciados, a veces desdeñados por mí. Prefiriendo en tiempos los dones del mundo: éxito, inteligencia, fama. Al fin y al cabo el deseo hondo e íntimo de sentirse querido y apreciado. Sin poder competir contra los valores del mundo, la bondad y la inocencia se mueven en un plano distinto, que explica el sentido último de la existencia.

Escucha en la tormenta

El Señor me conduce a ponerme en sus manos en tiempos de tormenta y desolación. Me va cercando para decirme algo. Sólo cuando de verdad aprieta, cuando uno entra en la tormenta, se escucha.

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