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Con tu favor y ayuda

Mi más querido Señor, en penumbra espiritual te pido que me concedas ir conociendo tus sueños para poder también soñarlos yo. Que esos sueños me vayan ilusionando más y más, para no tener duda de cuáles son y de que eres Tú quien con tu favor y ayuda los inspiras. Quiera su Divina Bondad querer recibirme en tal modo y estado a este pobre y humilde siervo suyo.

¿Por qué no llamé al fontanero?

La cisterna de mi casa llevaba años fugando agua. Un día me puse a arreglarla. Me costó un trabajo inmenso queriendo hacerlo bien. Fui a la ferretería 4 veces, desmonté la cisterna 3. Tras el arreglo seguía fugando. Tras un mes con un mínimo arreglo quedó perfecta.

Siento que mi vida funciona así. Tras intentar hacer lo mejor que puedo con un esfuerzo inmenso, vivo con frustración y necesito tiempo para que queden bien. ¿Por qué no llamé a un fontanero?

Sobre la vida contemplativa

La vida contemplativa no pretende poner la vida en «clausura», desentendiéndose de la realidad, sino que busca que la contemplación del paso de Dios por la historia sea un estilo de vida, una forma de estar en el mundo. Buscando mirar y sentir el devenir cotidiano, en lo bueno y en lo malo, con los ojos y el corazón de Dios mismo.

Quiero y deseo ser vuestro mayor servicio y alabanza

Eterno Señor de todas las cosas yo hago mi oblación con vuestro favor y ayuda, delante de vuestra infinita bondad y delante de vuestra Madre gloriosa y de todos los santos y santas de la corte celestial, que yo quiero y deseo y es mi determinación deliberada, sólo que sea vuestro mayor servicio y alabanza, de pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como espiritual, queriéndome vuestra Santísima Majestad elegir y recibir en tal vida y estado ([98] Ejercicios espirituales de S. Ignacio de Loyola).

Tirando servilletas

Conocí unas monjas lanzándose servilletas unas a otras. La que lanzaba estaba jugando, y la que recibía, con mucha más edad, protestando. ¡¡¡Le lanzo para mantener sus reflejos!!! dijo la una. La otra, después de un momento, cuando le di una pelotilla de papel, se la devolvió pero falló. ¡¡¡Te he visto!!! dijo la primera, devolviéndosela; la otra poniéndose la mani delante esquivando.
Normalidad, espontaneidad, buen rollo. Una comunidad real de amor y vida en común, cuidando unas de otras.

Una sortija que me gustaba mucho

Una monja de clausura, me dijo que cuando se sintió llamada, tenía unas joyitas, una sortija que a ella le gustaba mucho. No sabía cómo decirle a su madre que ya no las tenía. ¿Qué ha pasado? ¿Las has perdido? ¿Te las han robado? No mamá, se las he dado a la Virgen para que las tenga ella. Y así, el Señor hizo que este pequeño trasto iniciara su servicio durante toda una vida. Un pequeño trasto, pero muy querido por Dios.

No a la negatividad y tristeza

Perdóname, Señor, porque en ocasiones me invaden sentimientos y pensamientos negativos y permito que aniden en mí. A veces se trata de la misma tristeza. Dejo que tomen el centro, me regocijo en ellos llegando incluso al abandono. El fruto es ansiedad, negatividad y tristeza, muy propios del mal espíritu. Con el deseo de erradicarlos, buscando los frutos del buen espíritu como paz, positividad y perdón.

Caer en mi sitio

Sin poder dudar que Dios está presente y actúa en mi vida, de que siento un fuerte deseo de poner mi vida en sus manos, intento, sin acabar de lograrlo, de caer en mi sitio, encontrar el lugar apropiado para en todo amar y servir.

¿Quién soy?

¿Quién soy? Lo que realmente soy. No puedo depender de si mi trabajo o mis relaciones van bien o mal. ¿Cuáles son mis deseos más profundos? ¿Con qué sueño? En nuestra más honda intimidad se encuentra Dios. Allí es donde se nos revela. Dios es lo que nos supera y está fuera, pero también está en nuestro interior. San Agustín diría que no hay que buscar a Dios fuera, sino dentro de cada uno. Descubrir cuáles son nuestras raíces. ¿Cómo regar esas raíces? No podemos dar fruto sin ellas.

¿Cómo estoy?

¿Cómo estoy? Áreas de mi vida sobre las que tengo control o decisión. Quizá tendríamos que hacer un esfuerzo por concentrarnos en esto. Podemos tomar la decisión de estar de una y otra manera en el trabajo. Podemos sentirnos atrapados en nuestra realidad, pero poder trabajar cómo estamos (eso sí que tenemos capacidar de decidir). Qué actitud tomamos frente a nuestra realidad. ¿Cómo me voy sintiendo? ¿Estoy tenso o relajado? El carácter lo vamos formando día a día, poco a poco.

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