Comunidad y fraternidad

Contemplando la comunidad y fraternidad, más allá de los vínculos personales, de simpatías o antipatías. Una vinculación más deslocalizada, puntos de unión que basándose en personas concretas, se vuelven más generales. Sentirse vinculado y amado por un grupo, una comunidad.

Lectio Divina 2013-12-29: La Sagrada Familia

La Sagrada Familia: Jesús, María y José. Pues sí: familia, y santa, porque en medio de las circunstancias más duras y angustiosas, pueden permanecer unidos y dar una respuesta de fidelidad a los planes de Dios. Sí, porque conocen y viven “revestidos” de compasión, humildad y paciencia; porque entienden que el único tipo de sometimiento, obediencia o consideración que observa un cristiano es el que se le debe a Dios. Edificada sobre ese cimiento, el amor de Dios al hombre y del hombre a Dios, cualquier relación humana, cualquier gesto de servicio y cariño, de sacrificio y vida en común, los trabajos y los gozos, todo se convierte en culto y comunión. El texto de Colosenses, insisto, puede darnos a clave para entender esta fiesta. 

Gozo más allá de intereses personales

Contemplando el servicio que trasciende los propios deseos o intereses, que goza y se recrea en la satisfacción del interés general; de que cada cual encuentre provecho y gusto en aquello que haga. Un servicio convertido en misión, un gozo más allá de intereses personales.

Viviendo el ya pero todavía no

Tenemos mucha pereza a renacer de nuevo en la esperanza. La presunción (ya sé lo que va a pasar) y la desesperación destruyen la esperanza, porque anticipan y tienen certeza del cumplimiento o incumplimiento de lo que tanto anhelamos, más aún lo que Dios nos ha reservado. Ser profetas de la esperanza consiste en buscar y aprender a vivir en el ya pero todavía no.

Comprendiendo la Navidad de otros

Contemplando la Navidad de personas inmigrantes. Alejados de sus familias y desarraigados suelen sentir nostalgia los primeros años. Mirando a los que han querido vaciar este período de contenido para evitar ese sentimiento. Viendo a personas que siendo mayores, han perdido a abuelos y padres y por circunstancias no se llevan bien con su familia cercana o política. Sea mi mirada atenta, tratando de comprender, gesto y símbolo del nacimiento del niño, Salvador del mundo, Príncipe de la paz.

El ecuador de la vida

Llegando al ecuador de nuestra vida, nuestra relación con Dios cambia de estado. No se trata de la autorealización y autoglorificación de nosotros junto a Dios, para mayor gloria suya, sino de que Dios sea glorificado en todo. Cambiar nuestra aurorealización con Dios, a abandinarnos en Él y entregarle nuestra vida.

Esperanza: energía potente

Una de las energías más potentes para la persona es la esperanza. No hay sabor ni sentido sin ella. Es necesario tener corazón de pobre o de niño para acoger la esperanza. Ayudar a que otros tengan esperanza da en sí sentido a la existencia, valiendo el sentido a veces más que la vida misma.

Eligiendo un camino de felicidad

Eligiendo un camino de felicidad. Quizá no sea el único. Quizá podrían aparecer otros. Pero sin duda este es uno que en la mejor voluntad y deseo conduce hacia la felicidad. Si este es el que se vislumbra con claridad en el horizonte, sea pues este mi elegido, el que desde siempre fue previsto para mí. Quiera, por tanto ese camino y quien anda y corre por él, recibirme y acogerme, para que ese alegre encuentro se produzca y llegue a fin.

Las relaciones son cosa de dos

Las relaciones son cosa de dos. Un encuentro sincronizado, dos caminos que se unen para hacerse plenos y felices, para ser fieles cada uno a sí mismo, al otro y al resto. Estando en momentos vitales compatibles, es posible vincularse con decisión y confianza. Quiera por tanto, mi Señor, elegirme y recibirme en tal vida y estado. Quiera el amado mediador e intercesor, quien para cada cual sea, recibirnos también a cada uno.

Esperanza por saber de quién me he fiado

La esperanza tiene que ver con el deseo. El ser humano es por tanto destinatario de esperanza. Hay una esperanza activa que construye la realidad futura en cada momento presente y otra pasiva que simplemente espera a que llegue el futuro sin hacer nada. El futuro se hace presente en el aquí y ahora esperanzado, que se basa en la confianza de saber de quién me he fiado.