Descarga de sentido

Si tu mirada se asombra al descubrir, incluso en tierras lejanas, a tantos jóvenes entregados al desánimo, tu mirada percibe también a multitud de jóvenes atentos a discernir el sentido de sus vidas, que se atreven a decirse «¡Anda! ¡Inténtalo de nuevo! ¡Abandona el desánimo! ¡Deja la desesperanza! ¡Que tu alma viva! […] Tal impulso, esa «descarga de sentido», toma su fuerza cuando en la fe, en un sobresalto de confianza, se vive con intensidad el momento presente, el hoy de Dios […] Los designios de Dios para cada persona son de paz y no de desgracia. Nos quiere ofrecer un porvenir y una esperanza […] Vivir intensamente cada hoy supone dejarse hacer por Cristo: «Hoy quisiera alojarme en tu casa» (Hermano Roger de Taizé).

¿Nadie es imprescindible?

¿Nadie es imprescindible?
Nadie es imprescindible. Es una frase que digo y oigo repetir constantemente. Sin embargo, ¿es cierto que nadie es imprescindible? Es claro que en la ausencia de cualquiera, la vida del mundo sigue dando vueltas. ¿Acaso sería el mundo igual si Santa Teresa, San Francisco o el mismo Jesús de Nazaret hubieran sido «prescindibles»? ¿Acaso nuestra oración oculta, la presencia silenciosa o nuestro sentir íntimo y empático por el sufrimiento ajeno son prescindibles? Definitivamente no. Cada gesto, cada palabra o cada acción, por pequeña que nos parezca es IMPRESCINDIBLE. Sin ellas, el mundo sigue, pero ya nunca de la misma manera. Hoy quiero desterrar la prescindibilidad que se nos transmite por los cuatro costados, porque en realidad cada persona es imprescindible.

Milagros en situaciones sin solución

Hay situaciones en las que humanamente no parece existir solución. Están bloqueadas, cada cual piensa que tiene razón, se han dicho y hecho cosas irreversibles, se siguen haciendo. Es por eso que hoy le pido al Señor que sea sea su Espíritu y no las fuerzas humanas las que rompan el muro de la ausencia de amor, con la sobreabundancia del perdón.

Ángeles custodios: Ángel de la guarda

Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.
Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.
Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios.
Entonces mi ángel irá delante de ti (Exodo 23,20-23a).

Llamados a ser ángeles y así cuidar unos de otros.

Grabados en la palma de su mano

Cada niño ha sido creado, como vosotros y yo, para un gran designio: el de amar y ser amado. Las escrituras nos traen las palabras de Dios a su profera: «Te he llamado por tu nombre, eres mía, eres preciosa a mis ojos, te amo» […] «Mira, te he grabado en las palmas de mi mano». ¡Cuántos millones de seres en su mano! y sin embargo me puede ver ahí, plenamente en su mano. Resulta maravilloso pensar en ello cuando sufrimos, cuando nos sentimos solos, cuando somos víctimas de la inquietud. Recordad que estáis ahí, en su mano; y en el momento en que más sufrís, sus ojos están fijos en vosotros, sois preciosos a sus ojos (Teresa de Calcuta).

Afrontando las luchas de la vida diaria

Señor crucificado y resucitado, enséñanos a afrontar las luchas de la vida diaria, para que vivamos en una mayor plenitud. Tú has acogido humilde y pacientemente los fracasos de la vida humana, como los sufrimientos de tu crucifixión. Así pues, ayúdanos a vivir las penas y las luchas que nos trae cada jornada como ocasiones para crecer y asemejarnos más a ti. Haznos capaces de afrontarlas pacientemente y con coraje, llenos de confianza en tu apoyo (Teresa de Calcuta).

Vanidad

¡Vanidad, pura vanidad!, dice Cohélet. ¡Vanidad, pura vanidad! ¡Nada más que vanidad! ¿Qué provecho saca el hombre de todo el esfuerzo que realiza bajo el sol?
Una generación se va y la otra viene, y la tierra siempre permanece.
El sol sale y se pone, y se dirige afanosamente hacia el lugar de donde saldrá otra vez.
Lo que fue, eso mismo será; lo que se hizo, eso mismo se hará: ¡no hay nada nuevo bajo el sol!
Si hay algo de lo que dicen: «Mira, esto sí que es algo nuevo», en realidad, eso mismo ya existió muchísimo antes que nosotros.
No queda el recuerdo de las cosas pasadas, ni quedará el recuerdo de las futuras en aquellos que vendrán después (Eclesiastico 1,2-11).

Bien común

El bien común para Aristóteles es el bien que es bueno, porque es común. No es que suba el PIB y luego lo repartamos (a unos más y a otros menos). El bien común se configura en un hagamos y construyamos algo juntos, que será valioso no porque sea más o menos, sino porque lo hemos hecho juntos. Es como si ante el problema de dos niños peleándose por el mismo juguete, se plantea la solución de comprar otro juguete para que cada niño juegue con el suyo. Esa solución no busca el bien común, porque el milagro del bien común es aprender a compartir, porque la felicidad no es tener tu propio juguete, sino compartir algo juntos. Los amigos para Aristóteles son los que se quieren porque están construyendo un proyecto común, que es bueno, porque es compartido: un bien común, una felicidad no privatizada.

https://crismhom.org/etica-de-felicidad-virtud-y-amistad-basada-en-el-nuevo-testamento

Una nueva forma de rezar

Aprendiendo a rezar mandando mensajes con reflexiones y vivencias espirituales a algunos compañeros de trabajo. Reflexiones de personas y situaciones que nos son comunes. Nunca antes lo había hecho y nunca antes me había sentido más yo mismo en mi entorno de trabajo. Hoy me hago consciente de que el Señor me guía y me enseña a mostrarme en mi trabajo tímidamente como realmente soy: humano y sincero, no indiferente al sufrimiento ajeno.

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