¡Sigue soplando!
El viento sopla por donde quiere y tú escuchas su sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es con todos los que han nacido del Espíritu (Juan 3, 8).
El viento sopla por donde quiere y tú escuchas su sonido, pero no sabes ni de dónde viene ni a dónde va. Así es con todos los que han nacido del Espíritu (Juan 3, 8).
Dios es emprendedor y nosotros formamos parte de su empresa. Él tiene un proyecto de felicidad para cada uno de nosotros desde el inicio de los tiempos.
Dios es diseñador. Desde siempre Dios tiene claro lo que quiere de cada uno de nosotros y cómo conseguirlo a través de Él mismo y de nuestra libertad. Es un diseño de amor.
Sintonizar con la actitud con la que alguien se enfrenta ante la dificultad y desesperanza es la compasión. Hoy quiero ser compasivo también conmigo.
¡Feliz Domingo de Ramos!
Abrid el corazón, es él quien llama con voces apremiantes de ternura. Venid, habla Señor, que tu palabra es vida y salvación de quien la escucha. Porque no nos das órdenes, sino que nos comunicas tu voluntad con sutiles percepciones.
Con cansancio. Sin acabar de dormir bien. Sin creerse gran cosa. Hoy me intento conectar verticalmente con Dios y horizontalmente con los demás. Que esta misma conexión que hace Jesús de Nazaret, con ejes en forma de cruz, me conecte con Él y con los demás día tras día.
Niños enfermos de cáncer me enseñaron a ver el final de la vida como un «fíjate lo poco que te queda para entrar en el cielo». Es la misma experiencia que ponerse ojos de niño para escuchar lo que es una leucemia. Porque aunque se pierda la vida, siempre hay esperanza mientras haya amor, aunque se viva con tensión, porque la esperanza es tensión y no espera. Así se puede intentar abrazar la vida que uno tiene que vivir, porque la actitud que tomamos ante ella es lo único que depende de nosotros. Así se puede aprender a pasar de la queja al agradecimiento, evitando pensar en todo lo que nos paraliza y aprendiendo a estar y vivir aquí y ahora. Sin buscar ni porqués ni culpables, sino un para qué, que a pesar de su crudeza (padres y madres que pierden a sus hijos), siguen buscando nuevos proyectos para recuperar la ilusión.
Quiera la Divina Providencia disponer y conducir a personas que habiendo hecho, haciendo y con su mayor disposición de seguir haciendo todo lo que en su mejor voluntad es posible, se encuentran muy preocupadas y desoladas. Que ese gesto de preocupación y ocupación al límite, encuentren al menos paz y esperanza para seguir adelante, día tras día.
Todo lo que nos pasa puede abrirnos una ventana a Dios, porque todo puede ser gracia, todo nos puede ayudar a conocerle. Ventanas que nos traigan aire fresco. Que podamos compartir desde la diferencia, ser amigos en el Señor. Ante la urgencia, saber detectar lo importante, disfrutando la belleza de lo sencillo y pequeño, viviendo una acogida sin condiciones, hablando de tú a tú. El mundo necesita de nosotros para llevar la alegría del evangelio a las personas que le necesitamos.
Me has demostrado lo que creo hace tiempo, y es que los amigos son aquellos seres humanos que están a tu lado cuando más los necesitas y luego se apartan para que sigamos caminando. Yo sé que estás ahí y que siempre puedo contar contigo.
Te seguiré a donde me lleves, sin adelantarme sin forzar el paso. Sabiamente ignorante, iré donde no sé, puesto el corazón en ti te seguiré.