Aprendiendo a decir las cosas

Contemplando mis sentimientos ante una cadena de comentarios sin mayor importancia, dichos sin malicia, incluso con cierto sentido del humor (aunque no lo entendiera así en ese momento). Mirando el punto en el que empiezan a hacer mella, cuando uno empieza a sentirse mal hasta que llega la gota que colma el vaso. Cayendo en la cuenta de los mecanismos que se activan dentro de mí: una cadena retroalimentada de negatividad, de sentimiento de abandono que me incapacita para poder estar bien. Siendo consciente de los pensamientos y respuestas que sin ser pronunciadas se vienen a mi mente. Comentarios que sin duda harán daño a quien los oiga: no hay mejor defensa que un buen ataque. Doy gracias por sentirme empujado a acercarme con sencillez a quien me hablaba para decirle que aunque sabía que era una tontería, sus palabras me habían hecho mella.

Cada cual tiene una vida interior

Mirando a un compañero de trabajo que está haciendo el Camino de Santiago. Le decía que cuando uno lo hace sólo o con un grupo reducido de personas, el camino es un espacio para conversaciones más trascendentes de las que uno no siempre tiene de forma habitual. Yo ya las tengo, me dijo, aunque no sea contigo. Cayendo en la cuenta de que hay muchas cosas que se me escapan. Sin hacer ningún juicio, veo que cada cual tiene su vida interior aunque yo no lo vea.

Zapatos descosidos

Contemplando cómo mis padres se hacen mayores. Aprovechando pasar momentos con ellos. Viajando con mi madre, conversando con mi padre. El otro día fui a comer con ellos. Traje unos zapatos para coserlos con mi padre. Él estaba un tanto alterado y frustrado porque su usuario de acceso al ordenador había dejado de funcionar. Se sentía como una mosca que intentando salir por el hueco de una pared, choca repetidamente contra el cristal de la ventana. Le oía repetir una y otra vez afirmaciones a propósito de su desconocimiento de la informática ahora que parecía que creía saber algo. Yo le decía que tampoco sabía gran cosa, que simplemente me manejaba un poco. Sin ser muy convincente, me quedó clara la idea subyacente: yo solo no puedo hacerlo, necesito tu ayuda. Mirando a mi padre y a cómo se siente, también hoy quiero aprender a saber depender de otras personas, a asumir que hay cosas que ni sé ni puedo hacer yo solo.

Contemplando como si esta ya fuera la última vez

Aprovechando la oportunidad de visitar los lugares por los que pasó y vivió Lutero. Würtzburg, Erfurt, Eisleben, Eisenach, Wittenberg. Entrando más a fondo en su personalidad. Místico, sincero, también burgués y académico.

Acompañando a mi madre en este viaje, disfrutando mientras ella mira todo con detenimiento con la consciencia de que esta es con gran seguridad la última vez que lo verá.

Aprendiendo a en todo amar y servir

Tratando de comprender otras vidas acogiéndolas hasta abrir las propias puertas del hogar que uno habita. Explorando la experiencia de ser generoso, de salir de la zona de confor. Viviendo la falta de confianza, la vulnerabilidad, la incertidumbre, el compartir espacios y tiempos, no poder hacer de nuestra capa un sayo. Aprendiendo a ser más gratuito, confiado, desprendido, a pesar de descubrir que uno no es tan gratuito o desprendido como se pensaba. Aterrizando en la realidad, los límites y la propia humanidad. Ejercicios para ser más humano, más uno mismo. Un amigo me decía lo que significó para él que en momentos muy duros de su vida encontrara a personas dispuestas a acogerle, compartir su propio espacio. Por semanas, meses, incluso años.

En todo amar y servir

Una máxima ignaciana que define un idea, un deseo, una aspiración legítima del creyente. Amar a cercanos y lejanos. Con amor que recibe muchos nombres: amistad, pasión, compasión, respeto… Es verdad que no es fácil, y que en ocasiones resulta difícil querer a algunas personas. Y no por mala voluntad, sino porque las relaciones humanas son complejas. Pero también se aprende. A mirar con benevolencia. A comprender otras vidas. A desearles lo mejor. Y a trabajar por ello. Ahí entra el servir. Servir es ponerse manos a la obra para tratar de dejar el mundo un poquito mejor de lo que lo conocemos. Servir es la disposición para ayudar, para atender, para sanar… Servir en lo cotidiano. En la familia, en el trabajo, en el descanso. Sirven las palabras y los gestos; los silencios y las miradas; sirve nuestro tiempo, si lo empleamos bien; y la risa que se contagia; las canciones que esponjan; los esfuerzos por levantar al que anda caído. Sirve dar la vida cada día.

Recursos humanos

Contemplando personas en la calle, imágenes de cartones, mantas, litronas, tetrabriks de Don Simón, gente desempleada cuyo trabajo se convierte en pedir dinero. Esta es la imagen que aún tengo de las personas sin techo. Un amigo a cargo de una fundación que acoge a personas sin hogar me cuenta otra cosa. El conjunto de personas sin techo es más amplio. No son sólo los que se emborrachan cada día para tolerar la crudeza de su vida, los que ya han desarrollado una enfermedad mental que difícilmente les permitirá subirse al tren de nuestra sociedad. También hay personas que les vinieron mal dadas, extranjeros y refugiados que huyeron de la guerra, de la amenaza de muerte (a veces por ser homosexuales), personas como tú y como yo, que un día decidieron separarse de su pareja coincidiendo con la pérdida de su trabajo y casi sin comerlo ni beberlo se encuentran en la calle por evitar la vergüenza de tener que explicar lo sucedido a amigos y familiares.

¡Feliz día de San Ignacio de Loyola!

¡Feliz día de San Ignacio! Felicidades a Iñakis, Íñigos, Nachos e Ignacios. Entre Azpeitia y Azkoitia, Santuario de Loyola, damos gracias por el paso de este buen hombre por el mundo, por su conexión y cariño a Su Divina Majestad, porque aprendió a ejercitarse espiritualmente, a acompañar a otros y a discernir entre el buen y mal espíritu, dejándose acompañar y educando su voluntad tanto cuanto más le acercaba a Su Divina Bondad. Gracias por enseñarnos que en tiempos de desolación es mejor no hacer mudanza y a hacer una memoria agradecida de nuestra historia para en todo reconociéndote aprendamos a buscarte en todas las cosas para en todo amar y servir. Gracias por La Compañía de Jesús, por hacerse medio eficaz para trasladarnos ese encuentro con Dios a la manera de Ignacio. En este día pedimos por ella para que siga siendo siempre fiel al mensaje de Dios, aprenda a entender y cuidar a sus propios miembros jesuitas y se sepa poner en las fronteras del mundo y la sociedad.

Viendo y oyendo lo que otros soñaron y no pudieron

A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender […] Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: «Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure».

Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen. Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron (Mateo 13, 10-17).

Eligiendo ser uno mismo

Cayendo en la cuenta que en medio de la vulnerabilidad, el estar expuesto, más cerca que nunca de mis limitaciones y defectos, mis miedos y falta de confianza, mis pasiones y deseos, me siento intensamente eligiendo ser yo mismo, más humano, a valorar más y mejor lo que tengo y a dejar que cada cual siga su camino con su propia inspiración, sin ánimo de interferir.

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