Confiando en los planes de Dios

Confiando en el plan de felicidad que el de Arriba tiene pensado para cada uno con un cariño inmenso. Habitualmente ese plan va mucho más allá que mis torpes intuiciones humanas. Mis planes no son tus planes. Hoy, mi queridísimo Señor, quiero abrirme con confianza a tus planes, a lo que detecto en mi vida cotidiana que proviene de ti para que vayas haciendo mi vida feliz a tu gusto. Contemplando y acogiendo con agradecimiento los sucesos de mi vida y los cruces con otras vidas, personas que pones a mi lado. GRACIAS, mi queridísimo Señor, por estar ahí junto a mí.

Sobre la impotencia

Contemplando la impotencia de un padre que ve cómo su hija tras seis meses de baja por estrés laboral y ansiedad se incorpora a su trabajo y en momentos se ve incapaz de seguir adelante. Sola en un país extranjero. Mirando el dolor de este padre que acompaña, está ahí y escucha. Deseando vivamente, pero renunciando a dar sus soluciones, intentar imponer su criterio. Sentimientos de impotencia, no llegar, no saber. Acompañar y estar ahí es lo único que puede hacer y hace. Quizá sea suficiente aunque a él le parezca poco.

Milagros en lugares normales

El orgullo y la soberbia de la ciencia, el cientificismo, el orgullo de la razón, no nos ayudan para dilucidar los milagros. Los milagros son siempre una irrupción de Dios para el bien de las personas. El cuerpo de Jesús tiene muchos carismas para el bien común, entre ellos el carisma para curar.

El Antiguo Testamento nos cuenta grandes obras de Dios en la historia. Dios entra en la historia y en nuestra vida concreta. El evangelio está lleno de maravillas en las que Jesús se hace presente.

¡Sí a los milagros!

La premisa para encontrarse con los milagros es creer en Jesús. Sin embargo, si no aceptamos la realidad de los milagros, no acabamos de creer en el evangelio de Jesús. De 666 versículos del evangelio de Marcos, 209 hablan de milagros. Los milagros son una parte nada desdeñable del mensaje del evangelio. Muchas otras señales hizo Jesús, que no se recogen en el evangelio. Una intervención extraordinaria y sobrenatural de Dios para nuestra salvación más allá de la ciencia. Sí a los milagros. Los milagros existen, Dios continúa interviniendo. Dios sigue intercediendo a través de hombres y mujeres para curar.

Experiencias para ser más humanos

Contemplando a un amigo tras un mes de baja por ansiedad. Una de cada seis personas, me decía, han pasado por este tipo de experiencias. Aprendiendo a aceptar que el equilibrio físico y emocional se rompe cuando uno no se cuida y se estira hasta el extremo. Contemplando cómo nuestras vidas rozan muchas veces el límite por la exigencia de la sociedad en la que vivimos y sobre todo por nuestra propia autoexigencia. Cayendo en la cuenta de que nuestra persona es mucho más valiosa que cualquier consideración descontextualizada de terceros. Aprendiendo a aceptar que uno no es menos por ser vulnerable, sino más humano, más cercano y que esa querría y debería ser nuestra mayor aspiración como seres humanos. Aprendiendo a palpar nuestros límites para descubrir, aceptar y querer nuestra propia humanidad y la de los demás. Poniendo medios para compensar, equilibrar y cuidar nuestra salud corporal, mental, emocional y afectiva.

Aorendiendo a ser más humano

Explorando los límites de la propia humanidad. Conviviendo con sentimientos de desconfianza, rabia, falta de generosidad. Sentimientos de los que no nos sentimos muy orgullosos; sin embargo rozan los límites de nuestra humanidad. Gracias, Señor, por sentirlos, por convivir con ellos, porque nos hacen más humanos. Gracias porque nos ayudan a descubrir que no somos tan buenos como nos pensábamos y a saber que si somos capaces de ir más allá de la rabia, la falta de confianza y generosidad, es gracias ti y no tanto gracias a nuestras limitadas capacidades humanas.

Reconciliación

La sangre del justo y del malvado pasan por el mismo corazón.

La espada del que golpea y la que recibe el latigazo son parte de tu mismo cuerpo.

En tus lágrimas lloran el dolor del bueno y la confusión de su agresor.

Tu misma ternura abraza el rostro de tu madre María y el soldado que te clava.

En tu corazón no hay excluidos, en tu cuerpo todos cabemos, en tus lágrimas todos lloramos, en tu ternura todos existimos.

¡Déjame entrar contigo, Señor, en tu misterio y vivir en el hogar de tu pasión, donde reconcilias lo imposible!

Benjamín González Buelta S.J.

¡¡¡Feliz 2018!!!

Al terminar el año surge hacer balance, intentar recordar con qué nos quedamos y caer en la cuenta de que muchos de nuestros problemas y tragedias ni siquiera las recordamos. Momento para recordar a las personas que acompañamos y las que nos acompañaron, a las nuevas que conocimos, a las de siempre, a las que retomamos y a las que nos dejaron pero siempre estarán ahí. Fin de año para echar una mirada agradecida por todo lo bueno recibido y los desvelos que nos hicieron crecer y aprender. Año Nuevo para perdonar y pedir perdón, a otros y a nosotros, para cuidar y cuidarse, para ser más y hacer menos, para soltar lastre, para facilitar que nuestras relaciones fluyan, para construir la paz. Que 2018 esté lleno de salud, trabajo y felicidad para todos y paciencia y buen ánimo si nos faltan. ¡¡¡Feliz Año Nuevo!!!

Para que nuestra alegría sea completa

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa (1 Juan 1, 1-4).

¡¡¡Feliz Navidad!!!

Preparando la llegada de un niño que ya casi está aquí. ¡¡Y yo con con estos pelos!! Nace en un establo, en un rincón perdido de Belén. Sencillos pastores y tres reyes magos se encuentran con ángeles, siguen el rastro de una estrella y llegan a este niño. Le rinden homenaje, le traen regalos, sus padres atónitos. Un niño pequeño que necesita todo el cuidado. Aprendiendo cada día a identificar estrellas y reconocer a ángeles, siguiendo el rastro de una intuición que reconoce la bondad e inocencia. Una intuición que nos desconcierta, nos invita a ser más y hacer menos, a salir de nuestra zona de confort para encontrarnos con quienes nos rodean. Hoy el Verbo se hace carne y acampa entre nosotros. ¡¡¡Feliz Navidad!!!

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