Gracias, Señor, porque nos muestras Tu rostro

Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Gracias, Señor, porque nos muestras Tu rostro. Porque eres Tú, el mismo Dios, el que nos dice y nos hace entender quién eres. Gracias, Señor, porque sabemos quien eres, no sólo porque otros nos hablaron de ti, sino porque eres Tú mismo el que nos dice quien eres.

Conducido por el Espíritu, fue Simeón al Templo

Conducido por el Espíritu, fue Simeón al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».

Navidad 2012

Esta oración tuvo lugar el jueves 27 de diciembre de 2012 y está dedicada a la Navidad. Padre, somos hijos tuyos y venimos a ponernos en tu presencia, levantamos la mirada de nuestro corazón hacia ti y te pedimos que nos escuches e inclines tu oído y todo tu ser hacía nosotros y todos los miembros de Crismhom.

Nos congregamos en oración ante  el  Señor como miembros y simpatizantes de CRISMHOM, comunidad cristiana de diversidad sexual y de carácter ecuménico, desde la que queremos vivir nuestra fe en unión  con nuestra orientación afectiva; ambas son parte esencial de nuestra vida porque con ellas  materializamos el amor, cualidad humana recibida de Dios.

Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos

Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo y los labrados no den cosechas y las ovejas sean robadas del rebaño y no haya vacas en los corrales.

Con todo, yo me alegraré en Dios y me gozaré en el Dios de mi salvación.

El Señor Dios es mi fortaleza y me hace caminar en las alturas.

A causa de mí, os llevarán ante gobernadores y reyes

A causa de mí, os llevarán ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo vais a hablar o qué vais a decir: lo que debáis decir se os dará a conocer en ese momento, porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino será el Espíritu del Padre el que hablará en vosotros.

Seréis odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.

“Tú me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido

“Tú me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte”. Esta es la motivación última de la actuación caritativa: la conmoción del corazón ante tanto amor recibido. «Un corazón conquistado por Cristo» y no necesariamente una ideología concreta. La conciencia y el sentir de que «nos apremia el amor de Cristo».

El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz

El pueblo que caminaba en las tinieblas ha visto una gran luz. Tú has multiplicado la alegría, has acrecentado el gozo; ellos se regocijan en tu presencia. como se goza en la cosecha, como cuando reina la alegría por el reparto del botín.

Porque el yugo que pesaba sobre él, la barra sobre su espalda la has destrozado. Porque todas las botas usadas en la refriega y las túnicas manchadas de sangre, serán presa de las llamas.

Gracias, gracias; muchas gracias; muchísimas gracias, por hacerte presente entre nosotros en forma de un niño. Como ellos, tu cambias nuestra actitud, nuestra mirada y nuestra vida.

Gracias, María, gracias

Gracias, María, gracias, por ser del Señor. Por estar disponible y dispuesta a colaborar con el plan de Dios, dejando que sucediera en ti lo que había previsto. Gracias, María, gracias. Muchas gracias. Muchísimas gracias. Porque por ti, un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Y la soberanía reposará sobre sus hombros y le llamarán Maravilloso Consejero, Dios Todopoderoso, Padre Perpetuo, Príncipe de la Paz (Is 9, 10).

Ayúdame a hacer silencio, Señor

Ayúdame a hacer silencio, Señor. Quiero escuchar tu voz. Toma mi mano y guíame al desierto. Encontrémonos a solas, tú y yo. Necesito sentirte dentro de mí, la calidez de tu voz, caminar juntos. Callar para que hables tú.