El amor no muere por causas naturales

El amor NO muere por causas naturales … Muere por negligencia y abandono, muere por ceguera e indiferencia y porque se lo da todo por sentado. Las omisiones en el amor son generalmente más graves que los errores cometidos. Sabes QUÉ? Finalmente, el amor muere de cansancio, porque no se lo alimenta. No dejamos de amar así porque sí, del mismo modo en que nos enamoramos porque sí. Cuando el amor muere, es porque uno o ambos amantes lo descuidaron, no lo avivaron ni renovaron. El amor nunca muere por causas naturales … Lo más triste es que siempre cada quien termina echándole la culpa al otro. Como cualquier otro ser viviente, el amor requiere del esfuerzo mutuo de mantenerlo sano. El amor es como una flor bella; mientras vive, todos lo quieren, pero una vez muerto nadie lo desea. También pienso que muchas veces desechamos el tallo que dio vida a una hermosa flor, sin saber que ese tallo algún día podría dar otra flor más bella aún.

Los mayores que saben serlo

Los mayores que saben serlo, han podido integrar la vida y la muerte. Miran al pasado como algo valioso y reconocen la ambigüedad de sus logros. Son conscientes de sus limitaciones. Gozan de lo vivido y de lo que tienen, con la paz del desasimiento de sí mismos. Han llegado a la sabiduría.

Naturaleza y educación

La diferencia entre naturaleza y educación hace que al llegar a la edad adulta vayamos equipados de forma distinta. Si las relaciones afectivas fueron poco seguras, la ansiedad crece. Si la educación ha culpabilizado las pulsiones, nuestras necesidades humanas tienden a estar reprimidas. Si se valoró la competitividad social, nuestro conflicto viene de la autoimagen. Hasta la adolescencia el desarrollo depende del ambiente, de que no sea opresor, sino posibilizador. A partir de ahí, el desarrollo depende de cómo reaccione el yo con el ambiente.

Sobre la paz misteriosamente intacta

No hay madurez cristiana sino a través de experiencias fundantes. Momentos o etapas en las que el encuentro con el Dios vivo transformó el sentido de la vida. No fue dispuesto, vino dado. Posteriormente hubo crisis, dificultades que parecían insuperables. Bastó recordarlas y retomarlas de nuevo en un acto de fe. Así la certeza de Dios se hace fundamento absoluto, roca firme y se nota en esa paz misteriosamente intacta, que es más fuerte que nuestros vaivenes psicológicos.

Prodigios de los que creen en Dios

Estos prodigios acompañarán a los que crean en el Señor: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán.

La autoafirmación y la sexualidad son compañeras de camino

Una persona madura equilibra, sin mayores tensiones, el corazón y la cabeza, la afectividad y la razón. La persona madura se muestra tal cual es, sin tener que ocultar lo que siente sino estando en orden consigo mismo e integrando la dureza sin replegarse. La autoafirmación y la sexualidad son compañeras de camino, no enemigas. Disfruta de la amistad y ternura, le encanta luchar y tener un mundo propio.

La homosexualidad: ¿qué dice la iglesia?

¿Sabes lo que dice la iglesia a propósito de la homosexualidad o sólo sabes lo que otros dicen a propósito de los comentarios de la iglesia? En esta sesión de formación, se analiza lo que el magisterio de la iglesia dice a propósito de la homosexualidad a la luz de los textos oficiales de la iglesia donde se pueden hacer interpretaciones sobre este tema. Juan, el conferenciante, es autor de la tesina titulada «Los homosexuales también son Hijos de Dios». Para escuchar el audio de esta charla, pulsar aquí.

Sobre orientación sexual y espiritualidad

Esta charla (the English version is available at the end of this page) muestra el testimonio de salida del armario a través del relato de experiencia de encuentro con Dios en el proceso de aceptación e integración de la orientación sexual: «Desearía aclarar que como homosexual no siento que mi condición se deba a una disfunción, fallo o enfermedad que haya que evitar o corregir. Ciertamente, no he sido yo quien ha elegido ser homosexual. Sin embargo, creo que fue mi Señor quien decidió crearme como soy y pienso firmemente que no cometió ninguna equivocación. Creo que eligió hacerme como soy con un propósito, una vocación. Él tenía ya pensada una forma y un proyecto para expresarse al mundo a través de mí, tal y como soy. Creo que el Señor se vale del colectivo homosexual como de otros muchos colectivos aún más excluidos, pobres y humillados, para darnos a conocer su rostro y expresarnos su amor por el mundo». Están disponibles los archivos de AUDIO y VÍDEO de esta charla.

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