Lectio Divina 2014-01-01: Santa María, Madre de Dios

Siempre que los humanos pensamos en Dios (o en los dioses, da lo mismo), esperamos algo extraordinario, maravilloso, en los que estén presentes el poder y la gloria como signo de la divinidad. Hasta cierto punto, puede decirse que el Antiguo Testamento responde a ese esquema mental: Dios realizó grandes signos y portentos con los hebreos, trasladándolos milagrosamente de la esclavitud a la libertad. Por medio de Moisés, fulminó al Faraón, hizo que su pueblo atravesara el mar Rojo por tierra seca, les dio de comer en el desierto… Podríamos seguir recordando el número de batallas y gestas en las que mostró su poder. Pero, al cabo de una larga historia de contrastes entre la fidelidad de Dios a sus promesas y la desobediencia de Israel, “cuando se cumplió el tiempo”, se hizo presente de una manera nueva: por medio de su propio Hijo.

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