Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor, y no acude a los idólatras, que se extravían con engaños. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas, y, en cambio, me abriste el oído; no pides sacrificio expiatorio, entonces yo digo: «Aquí estoy.» –Como está escrito en mi libro– «para hacer tu voluntad». Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. He proclamado tu salvación ante la gran asamblea; No he cerrado los labios: Señor, tú lo sabes.

Acompañando a una buena amiga de excursión este fin de semana. En situación de separación con su esposa, con gran estrés y cansancio por el trabajo y sus hijas, este fin de semana necesitaba un respiro. Imaginando una conversación con su esposa y diciendo: «aunque no esté contigo, lo mejor que puedo hacer por ti es cuidar de ella». Por el cariño que me une a ellas y a mi Señor: «Aquí estoy para hacer tu voluntad».


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