ANTE LAS BEATIFICACIONES DE TARRAGONA

Soy una creyente cristiana, nacida y educada durante el franquismo, que desde hace muchos años me he interesado por el conocimiento de la Guerra Civil Española. Por eso, siempre observo con preocupación y tristeza las beatificaciones y canonizaciones multitudinarias de los así llamados, bastante eufemísticamente y creo que con algo de mala conciencia , “mártires españoles del siglo XX”. Sé que el asunto es espinoso, que me meto en un jardín del que es difícil salir sin rasguños, y que muchas personas no estarán de acuerdo con nada o casi nada de lo que digo. Aún así, me gustaría compartir estas reflexiones con mis hermanos en la fe.

1-   Los años treinta del pasado siglo fueron una época extremadamente convulsa en todo el mundo. La democracia, instaurada en muy pocos países de Europa y América desde hacía menos de dos siglos, sufrió durante esa década los embates de dos ideologías totalitarias, el nazismo y el comunismo estalinista, que contaron con millones de seguidores y que iban a ser responsables de las mayores matanzas de la historia.

2-   La Segunda República Española, régimen democrático y progresista surgido de la voluntad del pueblo español, que triunfó de forma pacífica sobre una monarquía dictatorial, caciquil y corrupta, no permaneció ni mucho menos al margen del ascenso de estas ideologías, que tanto desde la derecha fascista, como desde la izquierda comunista y anarquista, la hicieron fracasar por medio de un terrible violencia. Eso  sin excluir sus propios errores.

3-   El Alzamiento Militar del 18 de julio fue un golpe de estado ilegítimo, ejercido contra un régimen democrático y un gobierno legitimado en las urnas, que estaba inspirado en diferentes ideologías de extrema derecha, muy próximas al nazismo alemán y al fascismo italiano. Al no triunfar de forma inequívoca en toda España , se desató una violenta guerra civil entre el gobierno legítimo, apoyado por todos los partidos políticos que lo sustentaban y también por los grupos antidemocráticos de izquierdas, y los rebeldes fascistas. Durante los primeros meses de la contienda, los grupos de extrema izquierda, amparándose en el caos originado, iniciaron en la zona republicana un proceso revolucionario que causó miles de muertos en la retaguardia, entre ellos muchos religiosos y religiosas. Actos similares de matonismo político, se llevaron a cabo todavía en mayor medida en la retaguardia de la zona rebelde.

4-   La Iglesia Española, se había ido alejando desde hacía mucho tiempo de las clases trabajadoras e ilustradas y era una firme aliada de los terratenientes y caciques rurales que mantenían a los campesinos en la miseria y de las fuerzas más reaccionarias que mantenían el atraso del país. Esto había hecho surgir un anticlericalismo violento en las clases populares más influidas por el anarquismo y el socialismo antidemocrático. Los ataques a las propiedades e incluso a las personas de iglesia, se habían iniciado ya durante la República y se hicieron más virulentos durante la fase revolucionaria que se desató al inicio de la Guerra Civil. Por otro lado, algunas leyes y decretos de los gobiernos de la Segunda República, reflejaban también este anticlericalismo popular e ilustrado , que hoy nos provoca desconcierto, pero tenía entonces fuertes motivaciones históricas.

5      La Iglesia Española adoptó desde el primer momento una actitud beligerante y obstruccionista de la labor modernizadora y progresista de la Segunda República, apoyó con entusiasmo el levantamiento militar, bendijo las atrocidades cometidas en el bando rebelde llegando en muchas ocasiones a participar abiertamente en ellas y al finalizar la guerra, bendijo igualmente el régimen dictatorial surgido de la victoria, régimen que instauró una represión feroz responsable de miles de muertes en la primera postguerra, así como de torturas, encarcelamiento y persecuciones por motivos políticos, de opinión, de identidad sexual…durante los cuarenta años que duró. Este apoyo permitió a la Iglesia gozar de innumerables prebendas y ejercer durante muchos años,  un dominio casi absoluto sobre el pensamiento y las conciencias.

6     La Iglesia Española, que sólo tímidamente se fue distanciando del régimen de Franco en sus últimos años, jamás ha pedido perdón a la sociedad española por estos hechos.

   Y ahora yo me pregunto ¿es la beatificación en masa de más de 500 católicos, la gran mayoría religiosos u ordenados, asesinados durante la Guerra Civil, de los que, al ser tantos, es imposible conocer la santidad de vida, las actitudes ante la contienda, si llegaron a apoyar o bendecir siquiera sea interiormente hechos criminales … un acto de piedad ante los cientos de miles de muertos de uno y otro bando? ¿Es un acto de reconciliación en el que también se pide perdón por las atrocidades cometidas por los que consideramos los nuestros? ¿Es un reconocimiento de los miles de inocentes, tal vez santos, asesinados en la retaguardia de la zona rebelde, no por vestir hábito, sino por llevar alpargatas o ser maestro? ¿O es más bien un acto de reafirmación de nuestra cruel verdad, de justificación de nuestros pecados?

Esta es la dolorosa reflexión que me hago y que quería compartir con vosotros, ante la próxima beatificación en Tarragona el día 13 de octubre, de más de 500 mártires de la Guerra Civil Española.

 

 

                                     Margarita Benedicto.


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