«Yo, en cambio, os digo: amad a vuestros enemigos». Contemplando y recordando a alguien que en una situación límite quiere explícitamente hacerme daño. Mirando cómo se hace fuerte hasta parecer temible para hacerme daño y tras un tiempo breve se derrumba desesperado. ¿Cómo fue posible soportar tal maltrato? Sintiendo compasión y empatía al derrumbarse, contemplando su sufrimiento, pese al maltrato. No son sentimientos míos. No sé de dónde surgieron. Señor mío, ese día me enseñaste a intuir la Pasión de Cristo.