En el evangelio de Mateo los magos, procedentes de oriente, han buscado y han interpretado los signos de los tiempos y se han arriesgado también a aceptar al niño de Belén como su luz. Caen de rodillas, adoran al Rey de reyes y le ofrecen regalos: “Oro, como para un rey; incienso para el Dios verdadero; mirra para su sepultura”, como cantaba una antigua antífona. Reconocido como Luz del mundo, Jesucristo comienza su vida pública llamando a la conversión por el Reino y curando las dolencias del pueblo.
Nosotros también estamos llamados a ver su estrella en los hombres y mujeres lgtb que buscan un sentido a la vida o buscan la luz divina, y a mostrarles a Jesucristo, como Buena Noticia del Padre, que sacia las necesidades más profundas del género humano.
Que en esta oración adoremos al Señor de nuestra vida y le ofrezcamos nuestros mejores presentes, entre ellos, nuestra vida desgastada por la dignificación y reconocimiento de los derechos del colectivo lgtb en la Iglesia y en la sociedad.
HIMNO.
Confiada mira la luz dorada
que a ti hoy llega, Jerusalén:
de tu Mesías ve la alborada
sobre Belén.
El mundo todo ve hoy gozoso
la luz divina sobre Israel;
la estrella muestra al prodigioso
rey Emmanuel.
Ya los tres magos, desde el Oriente,
la estrella viendo, van de ella en pos;
dan sus primicias de amor ferviente
al niño Dios.
Ofrenda de oro que es Rey declara,
incienso ofrece a Dios su olor,
predice mirra muerte preclara,
pasión, dolor.
La voz del Padre, Cristo, te llama
su predilecto, sobre el Jordán.
Dios en los hombres hoy te proclama
valiente Juan.
Virtud divina resplandecía
del que del agua vino sacó,
cuando el anuncio de Eucaristía
Caná bebió.
A darte gloria, Señor, invita
la luz que al hombre viniste a dar,
luz que nos trae gloria infinita
de amor sin par. Amén
SALMO 61.
Ant: Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.
Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
¿Hasta cuándo arremeteréis contra un hombre
todos juntos, para derribarlo
como a una pared que cede
o a una tapia ruinosa?
Sólo piensan en derribarme de mi altura,
y se complacen en la mentira:
con la boca bendicen,
con el corazón maldicen.
Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.
De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme,
Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.
Los hombres no son más que un soplo,
los nobles son apariencia:
todos juntos en la balanza subirían
más leves que un soplo.
No confiéis en la opresión,
no pongáis ilusiones en el robo;
y aunque crezcan vuestras riquezas,
no les deis el corazón.
Dios ha dicho una cosa,
y dos cosas que he escuchado:
«Que Dios tiene el poder
y el Señor tiene la gracia;
que tú pagas a cada uno
según sus obras.»
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Aguardamos la alegre esperanza, la aparición gloriosa de nuestro Salvador.
Himno a Cristo.
Ant: Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.
Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de Él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por Él y para Él.
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en Él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por Él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz (Col 1,12-20).
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
como era en el principio, ahora y siempre
y por los siglos de los siglos. Amén.
Ant: Por medio de él fueron creadas todas las cosas, y todo se mantiene en él.
EVANGELIO
“En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea.
Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y
Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en
tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz
les brilló.» Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: – «Convertíos, porque está cerca
el reino de los cielos.» Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el
Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió
por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades
y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes
venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania” (Mt 4,12-17.23-25).
SILENCIO (15 minutos).
PETICIONES Y ACCIONES DE GRACIAS.
PADRE NUESTRO.
ORACIÓN.
Señor, Dios nuestro, que tu Salvador,
luz de redención que surge en el cielo,
alumbre en nuestros corazones y los renueve siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.Epifanía