Cada día me encuentro con experiencias en esta vida. Pero hay una que veo repetirse, una y otra vez, tanto en el mundillo LGTB como en los otros mundos existentes en esta vida. Clientes, pacientes, amigxs y conocidxs que desarrollan el temor al amor por el miedo al desamor.
Irracionalidades de nuestra naturaleza.
Dios es amor y toda una aventura, pero también en la vida espiritual existe el desamor cuando maduramos y nuestras ideas infantiles de Dios van transmutando. Lo conocido se va y llega la incertidumbre. Llega luego la certeza para, después de un tiempo, volver la incertidumbre en un ciclo espiritual sin fin.
Amor y desamor. Dos caras de una misma moneda. Dios, luz y oscuridad siempre con un sentido vital y TODO… es amor.
Ya hace muchos años le he dado las gracias a Dios por esta doble experiencia. Por los aprendizajes, por guiarme a no cerrar las puertas de mi corazón, por aprender a abrirlas más y más y hacerlas más parecidas a su propio corazón.
Hace un tiempo que me ha dicho que ya era tiempo de que brinde mi corazón sanado a otro en un nuevo ciclo de amor.
No importa qué pasará con nosotros. Todo es amor. Así lo agradezco y así lo vivo.
TODO ES AMOR.
«Estoy tan cansado de estar aquí
Reprimido por todos mi miedos infantiles
Y si te tienes que ir
Desearía que solo te fueras
Porque tu presencia todavía perdura aquí
Y no me dejará solo
Estas heridas no parecerán sanar
Este dolor es simplemente demasiado real
Hay tanto que el tiempo no puede borrar
Cuando tú llorabas yo secaba tus lágrimas
Cuando gritabas yo luchaba contra todos tus miedos
Tomé tu mano a través de todos estos años
Pero tú tienes todavía
Todo de mí
Tu solías fascinarme
Por tu vida resonante
Ahora estoy limitado por la vida que dejaste atrás
Tu rostro ronda por
Mis, alguna vez agradables, sueños
Tu voz ahuyentó
Toda la cordura en mí
Estas heridas no parecerán sanar
Este dolor es simplemente demasiado real
Hay tanto que el tiempo no puede borrar»