Hay un momento en la vida de toda persona que debe pasar del estadio de «prometer» al de «comprometer». Es ese el momento de pasar de la «promesa» al «compromiso».
Para esa ocasión es mejor estar preparado y saber, desde la autenticidad del ser y desde las propias potencialidades y limitaciones, aquello que desea nuestro corazón.
Mi momento se acerca y ya estoy preparado para la ocasión.
Francisco, mi padrino, me ha ayudado a redactarlo.
«Que en esta unión Jesús, el Padre haga de mí un instrumento de tu paz.
Para que en cada momento pueda proporcionarte amor;
Para que donde haya ofensa proporcione tu perdón;
donde haya discordia proporcione tu unión;
donde haya duda proporcione tu fe;
donde haya desesperación proporcione tu esperanza;
donde haya tinieblas proporcione tu luz;
donde haya tristeza proporcione tu gozo.
Que en esta unión el Espiritú haga que sepa
consolarte y ser consolado;
comprenderte y ser comprendido;
amarte y ser amado.
Porque es a través de la indulgencia como te encontraré;
perdonándo como seré perdonado;
Y amándote como resucitaré a la vida eterna.»