Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros […] Pero ahora voy a ti y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada.
Yo les he dado tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del mal […] Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad (Juan 17, 11b-19).