2018-10-25: ¡Cristo habite por la fe en vuestros corazones!

Introducción.
“Habitar” es una palabra profunda. Si vamos a la lengua inglesa, vemos que hay una palabra para hablar de “casa”: “house” y otra muy distinta para hablar de “mi casa” (mi hogar): “home”. En esta última es donde realmente habitamos.
Bien, esta tarde reflexionaremos si Cristo se encuentra en nuestros corazones como si éstes fuesen “house” o realmente son “home”.
 
CANCIÓN: “Óyeme”
Breve momento de silencio.
 
San Pablo, con no pocas dificultades internas y externas oyó la voz de Dios, y tuvo su propio combate interno para hacer de su corazón un lugar en el que habita Jesús => “HOME”.
 
En la primera lectura que nos ofrece la liturgia en el día de hoy, aparece San Pablo pidiendo para los cristianos de Éfeso y para todos los cristianos de cualquier tiempo que “Cristo habite por la fe en vuestros corazones”. De esta manera, los cristianos no padeceremos nunca esa enfermedad tan dramática que es la soledad afectiva.
 
Cristo habita en nuestros corazones, nunca nos deja solos, nos acompaña siempre en los buenos días y en los otros y nos da fuerzas para seguirle en todas las circunstancias de nuestra vida.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,14-21:
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
CANCIÓN: “Sé mi luz” 
Sal 32. La misericordia del Señor llena la tierra
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
 
Pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
 
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.
 
Cuando Dios habita nuestros corazones, él es LUZ como escuchamos en la anterior canción. Ahora bien, nos cuesta mucho dejarnos iluminar, pues “nuestras verdades” o “cabezonerías” pueden más que esa luz que nos ofrece Dios.
Escuchemos esta pequeña historia extraída de la obra La oración de la rana de Anthony de Mello, titulada “Suposiciones”
 Dos cazadores alquilaron un avión para ir a la región de los bosques. Dos semanas más tarde, el piloto regresó para recogerlos y llevarlos de vuelta. Pero, al ver los animales que habían cazado, dijo: «Este avión no puede cargar más que con uno de los dos búfalos. Tendrán que dejar aquí el otro.»
 «¡Pero si el año pasado el piloto nos permitió llevar dos búfalos en un avión exactamente igual que éste…!», protestaron los cazadores.
El piloto no sabía qué hacer, pero acabó cediendo: «Está bien; si lo hicieron el año pasado, supongo que también podremos hacerlo ahora…»
De modo que el avión inició el despegue, cargado con los tres hombres y los dos búfalos; pero no pudo ganar altura y se estrelló contra una colina cercana. Los hombres salieron a rastras del avión y miraron en torno suyo. Uno de los cazadores le preguntó al otro «¿Dónde crees que estamos?» El otro inspeccionó los alrededores y dijo: «Me parece que unas millas a la izquierda de donde nos estrellamos el año pasado»
 
Breve momento de silencio
 
 
CANCIÓN
 Vengo aquí, mi Señor,
 a olvidar las prisas de mi vida.
 Ahora sólo importas Tú,
 dale tu paz a mi alma.
 
Vengo aquí, mi Señor, a encontrarme
con tu paz que me serena.
Ahora sólo importas TÚ,
dale tu paz a mi alma.
 
Vengo aquí, mi Señor, a que en mi
lo transformes todo en nuevo.
Ahora sólo importas Tú,
dale tu paz a mi alma. 
Vengo aquí, mi Señor.
 
Evangelio según San Lucas 12,49-53 
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
 
Breve momento de silencio.
 
(Lectura OPCIONAL, ayuda para la oración personal tras la lectura del Evangelio)
El secreto para entender las a primera vista sorprendentes palabras de Jesús en el evangelio de hoy está en que Él no es neutral, no le da lo mismo una cosa que otra.
 
Nos pide que le sigamos y para ello que vivamos a Dios como nuestro Padre, que tengamos a todo ser humano como nuestro hermano, que vivamos nuestra vida como una historia que no termina en el fracaso sino en la resurrección a la plenitud de la felicidad, que vivamos unos valores como el amor, la sencillez, la misericordia, la veracidad… y que rechacemos otros como el orgullo, la mentira, el odio, la soberbia, el amor al dinero… Evidentemente Jesús causa división. Unos hombres le aceptarán y otros le rechazarán. Pero a los que le acojamos nos seguirá diciendo “mi paz os dejo, mi paz os doy”. 
Reflexión realizada por Fray Manuel Santos Sánchez. Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Intercalada en el silencio, canción:
“Quédate junto a nosotros”
 
CANTO
 Nada nos separará,
Nada nos separará,
Nada nos separará,
Del amor de Dios.
 
ECOS
 Vamos a compartir con los demás aquellas palabras o frases que en las lecturas de esta tarde nos hayan servido de modo especial para nuestra oración.
 
Salmo 27
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?
 
Cuando se alzaron contra mí los malvados
para devorar mi carne,
fueron ellos, mis adversarios y enemigos,
los que tropezaron y cayeron.
 
Aunque acampe contra mí un ejército,
mi corazón no temerá;
aunque estalle una guerra contra mí,
no perderé la confianza.
 
Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.
 
Sí, él me cobijará en su Tienda de campaña
en el momento del peligro;
me ocultará al amparo de su Carpa
y me afirmará sobre una roca.
 
Por eso tengo erguida mi cabeza
frente al enemigo que me hostiga;
ofreceré en su Carpa sacrificios jubilosos,
y cantaré himnos al Señor.
 
Compartimos: Peticiones y Acción de gracias.
 
Padrenuestro
 
ORACIÓN COMUNITARIA:
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por CRISMHOM, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
 
BENDICIÓN.
El Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros, vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanas y hermanos. Amén.

 


Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad