«Escuchad leyendo y encontraréis meditando, llamad orando y se os abrirá contemplando»…San Juan de la Cruz
Oración
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a Tu Palabra. Que lea y escuche yo Tu voz y medite Tus enseñanzas, despierta mi alma y mi inteligencia para que Tu Palabra penetre en mi corazón y pueda yo saborearla y comprenderla. Dame una gran fe en Ti para que Tus Palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen hacia Ti por el camino de la justicia y de la verdad. Habla Señor que yo Te escucho y deseo poner en práctica Tu doctrina, por que Tus Palabras son para mí, vida, gozo, paz y felicidad. Háblame Señor Tu eres mi Señor y mi Maestro y no escucharé a nadie sino a Ti. Amén.
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a Tu Palabra. Que lea y escuche yo Tu voz y medite Tus enseñanzas, despierta mi alma y mi inteligencia para que Tu Palabra penetre en mi corazón y pueda yo saborearla y comprenderla. Dame una gran fe en Ti para que Tus Palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen hacia Ti por el camino de la justicia y de la verdad. Habla Señor que yo Te escucho y deseo poner en práctica Tu doctrina, por que Tus Palabras son para mí, vida, gozo, paz y felicidad. Háblame Señor Tu eres mi Señor y mi Maestro y no escucharé a nadie sino a Ti. Amén.
Canto: Nada nos separará
Nada nos separará,
Nada nos separará,
Nada nos separará,
Del Amor de Dios.
Nada nos separará,
Nada nos separará,
Nada nos separará,
Del Amor de Dios.
Lectura de la Palabra: Romanos 8, 31-39.
«Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.»
«Ante esto ¿qué diremos? Si Dios está por nosotros ¿quién contra nosotros? El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él graciosamente todas las cosas? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, el que murió; más aún el que resucitó, el que está a la diestra de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Como dice la Escritura: Por tu causa somos muertos todo el día; tratados como ovejas destinadas al matadero. Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús Señor nuestro.»
Meditación
[…] Es uno de los pasajes más inspirados de todos los escritos de Pablo, un magnifico himno de fe en Jesús como «prueba palpable» del amor de Dios. No podemos entrar hoy en una exégesis detenida, pero señalaremos algún aspecto básico.
Una invitación vehemente a admitir al Dios de Jesús. Dios es el que «no escatimó ni a su propio hijo por salvarnos». Ni siquiera el hijo amado, el predilecto, es «precio» demasiado caro para el afán salvador del Padre. Esto cambia radicalmente aquella extraña teología que se basa en que Dios perdona al recibir el sacrificio de la sangre y la muerte de su Hijo – en la que el hijo es el bueno y el padre el justo, en la que la ira de Dios es calmada por la sangre de Jesús. Es el amor del Padre el que llega hasta la entregar de su hijo. Así, la cruz y la muerte de Jesús son testimonio del amor de Jesús, que no duda en ir hasta el final en su entrega; y es testimonio del amor del Padre, que no duda en ofrecer hasta lo que más quiere, su hijo Jesús, para que todos tengamos vida. Y así, «si Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?»
Pero contra nosotros está todo el mal del mundo, «la tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros…» y podemos añadir «la injusticia, la opresión, la enfermedad, la vejez, la muerte, el dolor». Pues bien, a pesar de todo eso, seguimos creyendo en el amor de Dios, porque lo hemos visto en el amor de Jesús, capaz de asumir hasta la muerte y muerte de cruz. Magnífico texto, que coloca en su lugar al Padre y desplaza para siempre al Juez aplacado por la sangre de Cristo. Magnifico texto que, sin intentar explicar el mal del mundo, hace un acto de fe en el amor de Dios exclusivamente por haberlo visto y palpado en Jesús. (José Enrique Galarreta, S.J.)
Canto: Se mi Luz
Sé mi luz, enciende mi noche,
Sé mi luz, enciende mi noche,
Sé mi luz, enciende mi noche,
Mi noche sé mi luz.
Sé mi luz, enciende mi noche,
Sé mi luz, enciende mi noche,
Sé mi luz, enciende mi noche,
Mi noche sé mi luz.
Oración
Señor, que depositaste en tu Palabra tantos tesoros de sabiduría para que podamos meditarla y encontrar en ella algo de tus riquezas, haz que cuando alcancemos esa parte de tus tesoros no creamos haber encontrado todo lo que ella contiene. Te damos gracias, Señor, por lo que recibimos y haz que no nos pongamos tristes por lo que queda y sobreabunda. Lo que recibimos, es la parte que nos ha tocado; pero lo que queda es nuestra herencia. Amén.
SILENCIO
BREVE ESPACIO PARA COMPARTIR
(Reflexiones, peticiones y acción de gracias)
(Reflexiones, peticiones y acción de gracias)
PADRE NUESTRO
ORACIÓN COMUNITARIA.
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por Crismhom, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTBI de Madrid. Amén.
BENDICIÓN.
El Señor nos bendiga y nos guarde, nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros, vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanas y hermanos. Amén.