2018-03-22: “Cuaresma: sobriedad y alegría, de la mano”

Cuaresma, tiempo de espera, de recogimiento, de preparación para algo grande, muy grande. Pero no de tristeza, no de lágrimas vacías ni golpes huecos en el pecho. Más allá de la pena que nos produce recordar lo que Nuestro Señor pasó hasta Su Muerte, tengamos muy presente en esta Cuaresma su mensaje final, Su Resurrección y sobre todo el Camino de Vida que nos dejó en herencia, un verdadero tesoro para vivir nuestra propia existencia con ánimo y amor.

Saludo.
Nos congregamos en oración ante el Señor como comunidad cristiana ecuménica y de diversidad afectiva, comunidad que quiere celebrar nuestra Fe en unión con nuestra orientación sexual. Ambas son partes esenciales de nuestra vida, porque con ellas materializamos nuestro Amor, cualidad humana recibida de Dios.

 

Canto: Venid.

Venid, venid conmigo a un lugar tranquilo y descansad en mí vuestro cansancio.
Dejad que os cure las heridas que el trabajo por el Reino os ha dejado.
Reponed con mi Pan vuestras fuerzas, con mi Vino alegrad el corazón.
Y ahora, venid…

 

Vamos terminando esta Cuaresma, y me viene a la mente una reflexión del Papa Francisco en su Laudato Si, que para mí tiene mucho que ver con la forma en que podríamos vivir esta Cuaresma.
 
La sobriedad que se vive con libertad y conciencia es liberadora. No es menos vida ni una baja intensidad, todo lo contrario. En realidad, quienes disfrutan más y viven mejor cada momento son los que dejan de “picotear” y experimentan lo que es valorar cada persona y cada cosa, aprenden a tomar contacto y saben gozar con lo más simple. (…) Se puede necesitar poco y vivir mucho, sobre todo cuando se es capaz de desarrollar otros placeres y se encuentra satisfacción en los encuentros fraternos, en el servicio, en el despliegue de los carismas, en la música y el arte, en el contacto con la Naturaleza, en la oración…
La sobriedad y la humildad no han gozado de una valoración positiva en el último siglo. Ya no basta hablar sólo de la integridad de los ecosistemas. Hay que atreverse a hablar de la integridad de la vida humana. La desaparición de la humildad, en un ser humano entusiasmado con la posibilidad de dominarlo todo sin límite, sólo puede terminar dañando a la sociedad y al ambiente. No es fácil desarrollar esa sana humildad y una feliz sobriedad si nos volvemos autónomos,  si excluimos a Dios de nuestra vida, y nuestro yo ocupa su lugar, si creemos que es nuestra propia subjetividad la que determina lo que está bien y lo que está mal.
                                                    (Extraído de la Laudato Si del Papa Francisco, 223-224)

 

Con actitud de alegría, de esperanza en nuestra Fe, tratemos de hacer elecciones correctas cada día de nuestra vida.
Se ha hablado tanto de austeridad últimamente que tal vez la palabra ha perdido algo de su sentido y al final nos genera rechazo. Pero Dios nos enseñó que la sobriedad es símbolo del cristiano o cristiana que ha encontrado la felicidad verdadera. En esta sociedad nuestra, donde aparentemente quien más consume, más disfruta, elijamos saborear poco a poco el regalo de cada día, elijamos lo pequeño, lo sencillo y lo verdadero, para encontrar esa deseada felicidad.
 
Os animo a vivir esta oración, esta Cuaresma, la Pascua que nos espera y toda nuestra vida desde la alegría y el calor de la Luz, el Perdón, la Paz, la Esperanza y el Amor que el Padre Dios nos envía cada día. Desde los pequeños y preciosos gestos.

 

Canto: Venid.

Venid, venid conmigo a un lugar tranquilo y descansad en mí vuestro cansancio.
Dejad que os cure las heridas que el trabajo por el Reino os ha dejado.
Reponed con mi Pan vuestras fuerzas, con mi Vino alegrad el corazón.
Y ahora, venid…

 

Salmo (extracto del Salmo 105)

Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
 
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas,
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
 
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus portentos y sus justas decisiones.
 
¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
a toda la tierra alcanzan sus decretos.
 
Él se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones.

 

“Dad gracias al Señor, invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas, gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor.”
 
Canto: De todo corazón.
De todo corazón te doy gracias, Señor, yo te canto aún en medio del peligro
porque sé que tu amor y tu fidelidad son ahora y por siempre compañeros
de camino.
Cuando digo tu Nombre fortaleces mi alma,
tu promesa desbordó todo aquello que esperaba.

 
GRACIAS, SEÑOR (3)
DE TODO CORAZÓN.

 
Que todos los pueblos te alaben, Señor, que hagan vida tu Palabra,
que contagian tu alegría, porque has puesto los ojos en el pobre y
sencillo y rechazas la injusticia que oprime a tus hijos.

 
Cuando digo tu Nombre fortaleces mis pasos, sé que no abandonarás la obra de tus manos. De todo corazón te doy gracias, Señor, que todo el Universo proclame tu armonía.
 
Los cielos tocarán, las estrellas danzarán y todos los seres cantaremos tu grandeza.
Cuando digo tu Nombre fortaleces mi espíritu,
Tú me haces entonar un canto de alegría.
 
“Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro. Recordad las maravillas que hizo, sus portentos y sus justas decisiones.”
 
 
Canto: Busca mi rostro
Oigo en mi corazón:
“Busca mi rostro”, 
“Búscame en la noche,
Busca en el silencio,
Búscame en tu hermano,
contigo estoy, contigo estoy”.
¡Te buscaré, Señor!  
No me escondas tu rostro,
Tu rostro buscaré. (2)

 
Oigo en mi corazón:
“Busca mi rostro”.
 
“Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! 
El Señor es nuestro Dios, a toda la tierra alcanzan sus decretos.”
 
Canto: Pueblo suyo.
Pueblo suyo somos,
pueblo suyo (2)
¡Cantamos al Señor!
Entrad en su presencia,
diciéndole gracias.

 
Venid, aclamad a nuestro Dios,
dador de vida.

 
Escuchad hoy su voz,
no endurezcáis el corazón.

Canto:  A toda la Tierra alcanza su pregón.

(El cielo proclama la gloria de Dios)
(La gloria, la gloria, la gloria de Dios)

 

El cielo proclama la gloria de Dios,
El firmamento pregona la obra de sus manos,
(La gloria, la gloria, la gloria de Dios)

 
El día al día le pasa el mensaje,
La noche a la noche se lo susurra,
L
a gloria, la gloria, la gloria de Dios (2)
 
Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz,
A toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe, su lenguaje.

 
(La gloria, la gloria, la gloria de Dios)
(El cielo proclama la gloria de Dios)
(La gloria, la gloria, la gloria de Dios)
 
“Él se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones”
Canto: Con amor eterno
CON AMOR ETERNO ¡TE AMO!,
POR ESO DERRAMARÉ MI GRACIA EN TI,
CON MISERICORDIA SERÁS RECONSTRUIDA
Y SIEMPRE, CON TERNURA, TE AMARÉ.
 
Así dice el Señor:
Te sanaré, curaré tus heridas,
Lleno de amor por ti, cuido tu vida.
 
Así dice el Señor:
Cambiaré tu suerte en el desierto
El llanto de tu pueblo consolaré.
 
Así dice el Señor:
Multiplicaré tu descendencia
Será fecunda la tierra en la que habites.
 
Así dice el Señor:
Cantarás salmos de alabanza
Rebosante de gozo, danzarás.
 
Meditación y reflexión personal.
Ecos de la meditación, peticiones, palabras de agradecimiento…
 
Padrenuestro.
 
 
 
 
 
 
 
 
ORACIÓN COMUNITARIA.
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTBI+H, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son comprendidas, ni aceptadas en su entorno más cercano. También te damos gracias y te pedimos por CRISMHOM, para que juntos construyamos tu Reino y seamos luz y faro de nuestra comunidad LGTBI+H de Madrid. AMÉN.
 
Canto: Os envío
Hay pocos obreros para tanta mies, ¡es tanto el trabajo! ¡es tanta la sed!
Pedid al Dueño que envíe obreros, suyo es el campo, suya la mies.
 
MIRAD QUE YO OS ENVÍO POR EL MUNDO, SIN SANDALIAS NI ALFORJAS,
SIN BASTÓN Y SIN RED, ANUNCIAD MI PAZ, PROCLAMAD EL BIEN.
MIRAD QUE YO OS ENVÍO POR EL MUNDO, MI CONSUELO LLEVAD,
EN MI NOMBRE, SANAD, CON VOSOTROS YO ESTARÉ (2).
 
Anunciad que el Reino cerca está y que en él hay sitio para todos.
Contagiad mi esperanza y alegría, con mi mensajero la paz siempre estará.
 
MIRAD QUE YO OS ENVÍO….
YO ESTARÉ.
 
Bendición: El Señor nos bendiga y nos guarde; nos muestre su rostro y tenga misericordia de nosotros. Vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. El Señor nos bendiga, hermanos y hermanas.

 

 

 


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