2017-07-27. Lo que Dios ha purificado, no lo llames tu profano

Saludo inicial.
 
 
Dios nos elige…
Los apóstoles y los hermanos que había por Judea oyeron que también los gentiles habían aceptado la Palabra de Dios; así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión se lo reprochaban, diciéndole: ¡Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos!
 
Pedro entonces se puso a explicarles punto por punto, diciendo:
Estaba yo en oración en la ciudad de Joppe, y en éxtasis vi una visión: una cosa así como un lienzo, atado por las cuatro puntas, que bajaba del cielo y llegó hasta mí.
Lo miré atentamente y vi en él los cuadrúpedos de la tierra, las bestias, los reptiles, y las aves del cielo. Oí también una voz que me decía: «Pedro, levántate, sacrifica y come.»
 
Y respondí: De ninguna manera, Señor; pues jamás entró en mi boca nada profano ni impuro.
 
Me dijo la voz venida del cielo: Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano. Esto se repitió hasta tres veces; y al fin fue retirado todo de nuevo al cielo.
 
Comentario.  En el Evangelio no hay ni una sola condena por motivos sexuales (considérese el lugar otorgado a las prostitutas), y menos aún por motivos de sexualidad distinta a la mayoritaria (Jesús muestra su admiración por la fe del centurión que tenía un siervo “a quien quería mucho”, y ama abiertamente al joven que había observado la ley desde niño, entre otros casos). Es verdad que el Evangelio nos aporta una “normativa moral” (no todo vale), pero esas normas no están precisamente basadas en la entrepierna, en ser hombre, mujer, hetero, homo, bi, inter… Esas normas se basan en algo mucho más hondo.
 
En el amor entre personas LGTB, por ejemplo, es mucho más decisivo, según esa norma, el elemento “amor” que el elemento “sexual”. Para valorar el amor, hay que ver la calidad del amor mismo, no su adjetivo.
 
Cuando la homosexualidad, la bisexualidad y otras posibilidades sean vistas como opciones perfectamente naturales, toda la sociedad se asombrará de que hubiera en otro tiempo otra forma de verlo, y de que alguien pudiera condenarlo, como hoy nos cuesta creer que hubo un largo tiempo en que se mandaba a la hoguera a quienes defendían la circulación de la sangre.
 
Pero no se trata de “tolerar” a los que sienten distinto, como a veces se hace, sino de aprovechar positivamente el don que Dios nos ha regalado haciéndonos diferentes: los carismas de todos y de todas, la sensibilidad propia de cada PERSONA.
 
No cuentan…
No cuentan las mujeres ni los niños,
no cuentan quienes vagan marginados,
no cuenta quien es pobre o está enfermo,
no cuenta quien está crucificado.
 
No cuentan quienes no tienen trabajo,
ni tampoco quien sufre una adicción
o quien habla otro idioma en tierra extraña,
no cuenta quien es de otro color.
 
MAS… PARA TI… SON QUIENES CUENTAN,
SON QUIENES CANTAN LA GLORIA DE DIOS,
SON TU ROSTRO, SEÑOR CRUCIFICADO,
SON TU ROSTRO, SEÑOR RESUCITADO (2)
ERES TÚ.
 
Ni los niños soldados tienen nombre,
ni las niñas que están esclavizadas
no existen quienes hoy mueren de hambre,
y se ignora a quienes sufren soledad.
 
No contaron las mujeres ni los niños
y hoy siguen sin contar los más pequeños.
Que haga mío el dolor de mis hermanos
y comparta, en justicia, el pan con ellos.
 
… una y otra vez.
Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
Entonces él se levantó y fue; y he aquí que un etíope, eunuco, alto oficial de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar a Dios, volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías.
Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.
Y acudiendo Felipe, oyó que el eunuco leía al profeta Isaías, y le dijo: Pero, ¿entiendes lo que lees?  El eunuco contestó: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseña?   Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
 
Y el pasaje de la Escritura que leía era este:
Como oveja a la muerte fue llevado;
y como cordero mudo delante del que lo trasquila,
así no abrió su boca.
En su humillación no se le hizo justicia;
mas su generación, ¿quién la contará?
Porque su vida fue quitada de la tierra.
 
Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo o de algún otro?  Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta Escritura, le anunció el Evangelio de Jesús.  Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?  Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes.   Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.  Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.  Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso* su camino. 
                                                                            (*En inglés, “alegre, gozoso”, se dice GAY)
 
Comentario.  Vemos en el libro de Hechos de los Apóstoles que, ya desde el primer momento, a la nueva comunidad cristiana se le plantearon dilemas: ¿quién puede entrar a “nuestro” grupo? 
 
(-el grupo… ¿es realmente nuestro o es algo de Dios? Hasta los que habían conocido directamente a Jesús tenían sus pequeñas debilidades humanas y al Mensaje le costaba calar hondo). 
 
Las preguntas, claro, eran cada vez más complicadas: 
  ¿Aceptamos por igual a hombres y mujeres?            ¿Nacionales y extranjeros? 
          ¿Blancos y negros?            ¿Judíos y paganos?                  ¿Ricos y pobres?  (!!!)    
                 ¿Heteros y “otros”?  (!!!)
 
Pues bien, poco a poco el libro de Hechos (de inspiración divina, no olvidemos) va resolviendo todas esas dudas, mostrándonos las decisiones acertadas que esas primeras comunidades tomaban: mujeres SÍ, extranjeros SÍ, enfermos SÍ, paganos SÍ,  y  LGTBs… SÍ.
 
TALITA KUM
TALITA KUM, LEVANTATE 
TALITA KUM, LEVANTATE 
TALITA KUM, LEVANTATE 
TALITA KUM 
 
Si el miedo silencia tu vida 
durmiendo todos tus sueños 
de un mundo justo y humano 
en el que Jesús sea el centro 
 
Si el ruido ensordece tu oído 
sin dejarte escuchar su Palabra 
atrévete a ser tú mismo 
El toma tu mano y te alza 
 
Si envuelto en el ritmo diario 
no aciertas a hallar su presencia 
recuerda que habita en ti mismo 
Él sana tu herida y te alienta.
 
¿Y nosotros?
Acudían con frecuencia a escuchar las enseñanzas de los apóstoles sobre la vida de Jesús, sus obras y sus palabras; su muerte y su resurrección.
 
Los que pertenecían a la comunidad eran un solo corazón y un solo espíritu, y lo ponían todo en común; como hermanos. Nadie quería poseer para su exclusivo provecho lo que tenía, y por eso lo juntaban todo y todo era de todos. Tampoco había entre ellos ningún pobre o mendigo, ya que si alguno poseía un terreno o una casa los vendía, y el dinero se lo daba a los apóstoles. Cada uno recibía según su necesidad y nadie pasaba hambre. La unidad que vivían entre ellos se prolongaba a todas las facetas de su vida.
 
Se reunían para celebrar la Eucaristía, «fracción del pan». (…) No tenían templos por lo que estas reuniones las hacían en la casa de algún cristiano. Eran asiduos en la oración. Jesús les había enseñado el Padrenuestro.
 
Los cristianos deberíamos anunciar un mundo nuevo, más inteligente y más humano. Y lo mejor que tiene el ser humano es que no responde a esquemas simplistas, marcados por un pedazo de carne. Somos capaces de emociones distintas, sutilezas muy ricas, un abanico enorme de sentimientos, y todos con igual honradez.
 
Cada ser es como Dios lo ha hecho, y por eso está llamado a convertirse, en sí mismo, en el colmo de la perfección. Por ello, al final, el homosexual (bi, trans…) será juzgado si no vivió a fondo su propia sexualidad, don de Dios; si se engañó a sí mismo o a otros; si se avergonzó; si no fue él mismo, ella misma, hasta el fondo.
 
Nuestro sentir diverso, arcoíris, nos da una particular agudeza para oponernos a cualquier clasificación rígida, para dudar de todo orden precipitadamente establecido, para soñar con mundos nuevos, reivindicando el papel del sentimiento que tan parecidos nos hace a Dios, Padre-Madre misericorsios@.
 
Al final, el dilema es siempre el mismo: en la construcción del Reino, ¿importan más las cosas superficiales (cómo nos vestimos, de dónde venimos o cómo practicamos el sexo), o las más profundas (qué hay dentro de nuestros corazones)?
 
Meditación
 
Ecos de la meditación, peticiones, palabras de agradecimiento…
 
Padre Nuestro
 
Oración comunitaria
Señor Jesucristo, imploramos tu protección e intercesión ante el Padre por toda la comunidad LGTB, por todas aquellas personas que no se aceptan a sí mismas, que sufren en soledad, son perseguidas por su orientación sexual o su identidad de género y que no son aceptados en su entorno más cercano. También te damos gracias y pedimos por CRISMHOM, para que construyamos Reino y seamos luz y faro en nuestra comunidad LGTB de Madrid.
 
Bendición
El Seños nos bendiga y nos guarde, nos muestre su misericordia, vuelva su rostro a nosotros y nos conceda la paz. Amén.
 
 
 
 
 
 

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