El padre Alessandro Santoro se ha convertido en todo un símbolo de la lucha por los derechos de los homosexuales en Italia. En contra de la opinión de sus superiores, ha decidido impartir cursos prematrimoniales a parejas del mismo sexo, accede a casarles e incluso bautiza a sus hijos. Alessandro Santoro, a sus 45 años, es párroco en un barrio de clase obrera en Florencia. Pero su trayectoria al servicio de la fe no ha sido fácil.
En 2009 fue castigado y apartado a ‘reflexionar’ durante seis meses de su parroquia por unir en matrimonio a una transexual, que llevaba 26 años casada por lo civil. Sus superiores, sólo veían dos pecadores, mientras que él reconocía en ellos a dos personas que se querían.
Tras el castigo, volvió con más fuerza que nunca. Continúa su labor dando la comunión a sus fieles homosexuales, imparte clases prematrimoniales, y bautiza a los hijos de estas parejas.
En octubre del pasado año, formó parte de un movimiento que pedía al Vaticano que admitiera a los homosexuales. Su forma de entender la religión es algo particular. Pues no siempre cumple con la doctrina y los dogmas que dicta el Vaticano. No le gusta que sus fieles se sienten lejos de él durante las eucaristías, prefiere tenerlos cerca.
Sus fieles reconocen en él a un representante del «amor incondicional». Santoro confiesa que pretende seguir por este mismo camino.