CRISMHOM ha elaborado este comunidado ante la publicación en la página web del obispado de Alcalá de Henares de un conjunto de testimonios de personas homosexuales titulado «Hemos salido del infierno».
Señor Obispo Reig Plá:
Como comunidad de cristianas y cristianos homosexuales, bisexuales, transexuales y heterosexuales nos sentimos, una vez más, dolidos y asombrados por el uso y abuso de su autoridad eclesial como obispo. No dudamos que lo hace desde sus posicionamientos ideológicos y experienciales, y por tanto, que obra desde su conciencia y la buena voluntad. Pero cuando se ejerce un cargo de representación eclesial como el suyo y de influencia sobre otras conciencias que se sienten Iglesia y, por eso le escuchan, no basta con la buena voluntad ni con los posibles estereotipos ideológicos para tratar un tema que afecta a un colectivo numeroso de personas que sufren la estigmatización social que sus palabras provocan. Este colectivo, al cual pertenecemos, es también iglesia y tiene una dignidad en cuanto personas que usted no respeta con su cruzada persistente. Su actitud exige una responsabilidad y una formación humana e intelectual que no manifiesta ni por sus palabras ni por sus actos.
El ICD-10 de la Organización Mundial de la Salud, que junto al DSM-IV (Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos Mentales) es ampliamente empleado en el mundo, afirman que «la orientación sexual por sí misma no se puede considerar un desorden». La APA eliminó la homosexualidad del DSM-IV en 1987 y se opone al diagnóstico de la homosexualidad como un tipo de desorden. El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) excluyó la homosexualidad de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y otros Problemas de Salud. Por ello, todo tipo de terapia reparativa orientada al cambio de comportamiento sexual en personas homosexuales, no sólo está desaconsejado en la práctica psiquiatra y psicológica, sino incluso se considera que los intentos de modificación de la orientación sexual homoerótica no son procedimientos profesionalmente éticos.
En su página Web, se insiste en otros métodos espirituales para cambiar la orientación sexual como la oración, meditación, lectura de libros espirituales y vidas de santos. Evidentemente todas estas prácticas son medios que cualquier cristiano, tenga la orientación sexual que tenga, usamos para vivir la relación personal con Dios y una mayor identificación con la persona y mensaje de Cristo. ¿Me podría citar algún pasaje del evangelio en el cual Jesús condene la orientación sexual y me invite al cambio? Serían muchos los pasajes, verdad Señor Obispo, en los cuales Jesús nos invite a amar, a no juzgar al otro, a tener misericordia; a defender al marginado y al débil; y sobre todo, muchos pasajes donde el Señor nos recuerda que Dios es “Abba” y que nos quiere y nos ha creado tal y como somos.
Las personas homosexuales, bisexuales, transexuales, heterosexuales no elegimos nuestra orientación sexual ni identidad de género. Nos sentimos, vivimos y expresamos tal y como somos. El ser y la identidad de una persona no se puede cambiar, a no ser que queramos destruir su personalidad. Y aquí radica el problema de muchas personas de nuestro colectivo. Sí, hay personas homosexuales con neurosis, doble vida, depresiones, ansiedad, insatisfacción vital, marginación familiar y social; viven “en el infierno”.
Pero no es un infierno por ausencia de Dios, es un infierno al que les ha llevado la estigmatización, rechazo y falta de misericordia que en la larga tradición de la Iglesia (de la cual usted es un baluarte) les ha llevado a esta situación. Nuestro pecado es el mismo que el de las personas heterosexuales, la falta de amor; y nuestros actos que tanto le escandalizan y que tan bien conoce, no son muy diferentes de los actos sexuales que cometen las personas heterosexuales cuando viven separadas la sexualidad del amor, y de un proyecto de vida cristiano basado en la fe y el amor.
Podríamos extendernos mucho más sobre las consecuencias que ha llevado a muchas personas homosexuales a vivir una vida de apariencia heterosexual; podríamos hablar de matrimonios rotos, de sacerdotes con doble vida. Nosotros no queremos vivir en la mentira vital. Queremos ser parte de una sociedad libre, que respete nuestra identidad personal; y de esta manera, colaborar a construir el Reino de Dios basado en el amor, la justicia y la verdad para todos. Y queremos ser Iglesia, y lo somos. Nuestra comunidad acoge a muchas personas que han sufrido por su orientación sexual, y muchas de ellas alejadas de Dios por actitudes y palabras como las suyas que han podido mermar no solo la integridad personal de muchas personas sino, lo más grave, alejarles del Señor.
Pedimos al Señor por usted, para que cambie el entendimiento y el corazón; para que sus actos y palabras nos lleven “al cielo”, a Dios; y no “al infierno”, al sufrimiento. Seguramente si nos conociera, experimentaría el gozo y la acción del Espíritu Santo en tantas personas de nuestro colectivo que han sido sanadas de la homofonía por la fuerza del amor y la acción salvadora de Cristo Resucitado. Solo se ama y se comprende lo que se conoce. Este es su reto, Señor Obispo; y si no es capaz, al menos sea prudente y guarde silencio.
Suyos en Cristo
Crismhom (Comunidad de cristianas y cristianos de Madrid homosexuales, bisexuales, transexuales y heterosexuales)