Vigilando y velando para que no se pase el tiempo sin pena ni gloria. Cada día nos ocurren cosas excepcionales que por falta de consciencia y conciencia, nos pasan desapercibidas. Un joven amigo mío me llamaba esta mañana. Le respondí con un mensaje que contactaría con él más tarde, que no podía atenderle en ese momento. Más tarde le llamé y me llevé una grata sorpresa. Quería compartir conmigo que había salido del armario a sus padres. Gracias, amigo mío, por hacerme partícipe de que el Señor te ha llenado de una indescriptible sensación de paz y autenticidad. ¡Enhorabuena!