“Tú me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte”. Esta es la motivación última de la actuación caritativa: la conmoción del corazón ante tanto amor recibido. «Un corazón conquistado por Cristo» y no necesariamente una ideología concreta. La conciencia y el sentir de que «nos apremia el amor de Cristo».