Nosotros continuamos la senda de aquellos que en el encuentro con Él, vieron transformada su vida. Somos Pedro equivocado, Juan que echa a correr. Somos José de Arimatea que da un paso al frente y María Magdalena que no se quiere apartar de Él. Somos María con el corazón traspasado, incapaz de comprender, pero dispuesta a arriesgar y confiar.