Conocí unas monjas lanzándose servilletas unas a otras. La que lanzaba estaba jugando, y la que recibía, con mucha más edad, protestando. ¡¡¡Le lanzo para mantener sus reflejos!!! dijo la una. La otra, después de un momento, cuando le di una pelotilla de papel, se la devolvió pero falló. ¡¡¡Te he visto!!! dijo la primera, devolviéndosela; la otra poniéndose la mani delante esquivando.
Normalidad, espontaneidad, buen rollo. Una comunidad real de amor y vida en común, cuidando unas de otras.