Testimonio de llamada vocacional para entrar a formar parte de una orden religiosa .

 


Buenas tardes a todos.


Quisiera en primer lugar agradecerle a Alberto y a Crismhom su confianza en mí para participar en este foro. Cuando Alberto me llamó para pedirme que compartiera con vosotros mi historia de revelación divina, acepté, no con el ánimo de ser un acaparador de espacios egocéntrico, sino porque siento que mi historia puede ser de interés para todos aquellos de vosotros que en algún momento habéis sentido dudas acerca de vuestra fe, de la existencia de un Dios milagroso que a nosotros los cristianos se nos ha revelado encarnado en su Hijo Jesucristo, o si bien por el contrario os sentís o habéis sentido en el lado opuesto, si en alguna ocasión habéis sentido una llamada del Padre de entrega absoluta de vuestra vida (vocación), pero no habéis sabido identificarla, o simplemente, esta llamada os ha asustado.


Hoy es un día muy importante para mí, porque por fin mi madre se ha animado a venir a conocer a la Comunidad. Esta comunidad que sin ni siquiera conocer a mi madre, tanto ha pedido por ella en momentos de adversidad y que con tanto cariño la ha acogido. Con vuestro permiso, quiero romper el protocolo y leer una pequeña carta que con ayuda del diario devocionario le he preparado, para agradecerla entre otras cosas su fortaleza y arrojo en momentos bien complicados de su, nuestras vidas, como los vividos en los últimos años.


Querida mamá, pensar en ti siempre me ha dado fuerza. He visto y sentido a través de los años esa fuerza interior que llevas. Ese ímpetu que tienes para superarte y seguir hacia adelante ante las tormentas que la vida siempre inspira.


Yo no tengo mucho que darte, pero a través de estas letras quiero dejar impreso todo ese amor que siento por ti. Quiero que sepas que vivo muy orgulloso de que seas quien eres; el regalo más maravilloso que Dios me dio. No eres mi madre por casualidad, Dios te escogió para mí.


El proverbista decía que «la mujer que teme al Señor, será alabada». Y tú como sierva de Dios siempre me has dado un buen ejemplo. Tu confianza en Dios y en las cosas que Él hace es tan plena y certera, que cuando he pasado por el valle de las sombras, recuerdo toda esa fe y esa fuerza tuya, y trato de seguir adelante.


Tantas veces que sin querer te he fallado… Y sabes bien que no soy persona que le guste prometer para luego no cumplir. Pero una de mis peticiones a Dios es poder honrarte siendo mejor hijo, siendo un mejor ser humano. Trato de luchar con los desafíos que la vida me presenta y aunque no siempre es fácil, si hasta aquí lo he logrado, mucho tienes que ver tú en ello.


Viviré encaminado a cumplir con los sueños que Dios ha trazado y depositado en mi corazón.


Gracias por ser ese soporte en mi vida, esa luz, esa guía. Gracias por tu corrección y por tus consejos. Por permanecer ahí siempre conmigo, apoyarme y consolarme cuando lo he necesitado. Pero sobre todo gracias por esas oraciones que haces al Dios del cielo para que me cuide y siempre me proteja.


Mamá, antes de partir, quería escribirte estas líneas para recibir tus bendiciones. Quiero que sepas que te agradezco mucho el apoyo que me estás dando, es una verdadera lección de vida.


Sé que hemos empezado un camino difícil, que la meta aún está lejos de conseguir, pero ÁNIMO!. Estamos en el inicio de una etapa muy difícil mami, pero juntos la dificultad va a ser menor. Tengo un compromiso de amor y lealtad contigo, y aunque las cosas pintan de diferente manera, te aseguro y te afirmo que estoy contigo en igual medida a la que tú estás conmigo. Pronto verás que esta semillita de lucha que sembraste en mí, dará sus frutos.


Quiero que sepas que ya inicié esto, y si Dios tiene para mí destinado un camino con muchos obstáculos, no me voy a detener y lo voy a conseguir.


Porque si algo he aprendido de ti todos estos años, es a ser un luchador incansable de metas y sueños, e irme a intentar seguir lo más fielmente a Jesús, es ya una meta de vida; así que la batalla es más fácil de ganar si nos unimos con amor y paciencia, pues ambos tenemos un mismo fin; el amor a Dios y a la familia.


Gracias mami por tu respeto; sin tu apoyo y sin tu ejemplo no estaría ahora aquí cumpliendo mis sueños: TU ERES MI EJEMPLO MÁS GRANDE. Tú eres el ejemplo que quiero seguir, y es a ti a quien quiero premiar con mi esfuerzo. Gracias mamá por sacrificarte y dármelo todo; sobre todo el amor y el cariño que nunca de ti me ha faltado.


Mamá, eres mi ley de amor


En relación a la resurrección de Jesús, y ante la incredulidad de Tomás; Juan nos cuenta en su versículo 20, que tras aparecerse Jesús a Tomás, Jesús le dijo «Has creído porque has visto, Dichosos los que crean sin haber visto».


Mi experiencia es muy parecida a la de Tomás. Mi fe no tiene mérito porque yo he visto, y porque he visto, creo. Dichosos sois muchos de vosotros que creéis sin haber visto.


Narración de la historia de:


– Tienda de informática -quiebra. Alto nivel de vida


– Hambre


– Creación de TLS-Bureau: – Por iniciativa de mi hermano ser profesor de francés


– Creación de una página web para ser traductor en Francia. Trabajé duro durante todo el verano en la elaboración de la página. Mi madre por cierto estuvo presente en todo ese proceso.


– Inserción de publicidad gratuita


– Venta de una traducción a una chica francesa de 50 euros, dificultades


Una noche de desesperación absoluta, encontré conectada en Facebook a mi mejor amiga de Francia. Isabelle es una chica fuertemente creyente y espiritual que me aconsejó acudir a Dios.


Unos meses atrás y por mediación de otros amigos, había conocido a un chico (Carlos, miembro de Crismhom). Carlos es un hermano que tiene la predicación grabada en su corazón. Su vida consiste en evangelizar. Era una constante en nuestras conversaciones su insistencia en la existencia de Dios. Yo, no le escuchaba. Mi ateísmo (quizá agnosticismo) era grande. Mis dudas hacia la existencia de Dios eran tan aplastantes que ni siquiera permitía que nadie intentara hacerme creer que el mundo se creó en 7 días, y que existía un Dios de misericordia que era amor, pero que permitía que existieran desgracias en el mundo tan tremendas como la inquisición, las guerras mundiales, la explotación humana, el capitalismo actual, las hambrunas…


Cuando mi amiga me dijo que me dirigiera a Dios, volvió a despertar en mí el enfado ¡Dejadme todos en paz!. Le empecé a enumerar uno a uno todos mis motivos para no creer. Sin embargo el Señor, ávido de ganas por acogerme en su camino como hijo suyo, utilizó a mi amiga como instrumento de dialogo y comunicación directa conmigo. Ya sabeis que el Señor nos utiliza como instrumentos humanos, para comunicarse con sus hijos.


Mi amiga soportó estoicamente mi repulsa hacia un Dios que para mí no existía, y que si existía era injusto. Estaba ya harto de tener que estar escuchando la palabra «Dios» durante tantos meses, primero con Carlos, y ahora ella.


Le empecé a lanzar preguntas como misiles; pero por primera vez empezaron a tener respuesta.


Isabelle, como instrumento del Señor esa noche, respondió todo desde la serenidad. Sus respuestas poco a poco fueron calando en mí. Me parecían muy coherentes; tanto que no admitían objeción.


Ya eran las 7 de la mañana. Me dijo que era el momento y la hora idónea para hacer oración. Yo, no tenía nada que perder por hacerla, así que le dije que me parecía muy bien, que la haría siguiendo sus indicaciones: forma y modo, ambiente, pistas y trucos para alcanzar la concentración necesaria. Entre todas estas pistas y enseñanzas sobre como hacer oración, me dijo que no me olvidara que a Dios podemos pedirle, pero que al mismo tiempo tenemos que ofrecerle algo a cambio. Algo que fuera agradable a sus ojos y su voluntad. Me dijo que todo lo que yo diera, Dios me lo devolvería multiplicado por mil. Pero que fuera humilde en mis peticiones, pues yo venía de la opulencia económica.


Así que comencé a hacer oración siguiendo los pasos que ella me había dado: invocarle, darle luz, ofrecerle mi voluntad de reconocerme hijo suyo, si se hacía presente en mi vida.


Como yo venía de esa desgracia económica; en esa recién estrenada oración, le propuse un trato: Si Él me ayudaba, yo repartiría con sus hijos necesitados parte de los beneficios económicos que yo obtuviera fruto de su milagro.


Durante 3 días me encerré prácticamente en casa: pasé a la vida contemplativa. Ella, mi amiga Isabelle me acompañó en todo momento durante esos 3 días desde Francia. Vimos juntos películas a través de Internet; la más significativa «Conversaciones con Dios» – me ayudó bastante a enfocar mi dialogo con Dios –


El tercer día en la oración de la mañana, en torno a las 7 de la mañana, noté algo diferente. Mi amiga me había dicho que pidiera a los angeles de Dios que me abrazaran. Se lo pedí, y os aseguro que sentí que realmente lo estaban haciendo. Sentí verdaderamente que lo estaban haciendo. Sentí su presencia en mi habitación. Una paz inmensa me hacía sentir que ese día era diferente.


A las 9 de la mañana sonó el teléfono era un ….. tarjeta.


Yo no sabía cómo facturar: hice cálculos


Cliente me dio su tarjeta por teléfono ¿?, fui a la compra, pagué a mis compañeros


Señor por qué me has dado tanto. Me sobra con esto.


Llamada de mi amiga, niño enfermo


Le entregué todo sin miedo


Al día siguiente me llamó de nuevo este cliente. Nuevo encargo en inglés. Llamé a mi padre para contarle. Me habló de las necesidades de mi prima.


Ya Le había encontrado. Mi forma de ver la vida era otra. Ahora Dios estaba conmigo, había dejado de estar solo. Lo sentía a mi lado continuamente; tanto que ese mismo día (el segundo desde que se hiciera el primer milagro), estaba bajando a Madrid por la autovía de Valencia; cuando de repente vi a poquísimos metros delante de mi como se producía una aparatosísima colisión en cadena de varios vehículos. Frené en seco, y solo me vino a la cabeza algo inimaginable en otras épocas que saliera de mi boca: – SEÑOR VEEEN!. Perdí el control de mí mismo dos segundos. Todos los coches que había delante de mi, empezaron a colisionar unos con otros, y todos los que venían detrás mío también. Sin embargo yo quedé en medio de todo sin un solo rasguño. Dios acababa de actuar por segunda vez en mi vida.


Comprendí el mensaje que Dios tenía para mi: Cuido de ti, te doy alimento, te amo; pero ahora tienes que seguir cumpliendo tu palabra y ayudar a mis hijos.


Recordé lo que mi amiga Isabelle me había dicho el primer dia cuando le hablaba de ese Dios injusto que permitía el hambre del mundo, y recordaba «Dadles vosotros de comer». Comprendí que Dios tenía una misión para mi.


Desde entonces mi vida se ha centrado en localizar necesidades y actuar. Nunca me volvió a faltar de nada. Dios al igual que con el pan y los peces; convirtió aquellos 50 euros llegados de Francia, en varios cientos para que «les diera de comer». Y así ha sido hasta ahora.


Comencé a buscar personas que tuvieran necesidades, que sufrieran. El Señor comenzó a poner en mi camino a inmigrantes residentes en todas partes del mundo, que como ocurre en España, allá donde viven sufren explotación, soledad y calamidades. Desde mujeres que sufrían abusos de sus jefes, hasta personas enamoradas que habían cambiado de país por amor, y que no tenían nada que echarse a la boca. Encontrarles, localizar sus necesidades, ganarme su confianza, y generar trabajo para ellos, ha sido el motor de mi existencia desde que Dios entró en mi vida. VIVIR PARA LOS DEMÁS. Además ser capaz de generar los suficientes ingresos para que mi madre, que como antes os he comentado, estrenaba paro, pudiera vivir cómodamente y sin angustia.


Y es aquí, en todo este proceso de vida donde surge mi vocación. La llamada de Dios comienza a amplificarse; empiezo a sentir que Él quiere más de mí. La agencia de traducción ya empezaba a funcionar, y las tareas que me tenía preparadas en su plan conmigo, pues comenzaban a vislumbrarse hacia otro camino, hacia el camino de la vida consagrada. Así que decidí dar el paso, y comenzar mi búsqueda de Dios de manera más seria, y teológica.


Tras dedicar horas al estudio de las diferentes confesiones cristianas; entendí que con la que más simpatizaba era con la Iglesia evangélica.


Yo, católico bautizado, había cosas que no tenia nada claras de la confesión Universal (de la que me había alejado muchos años atrás)


En esa búsqueda de saber como enfocar mi vocación hacia la vida consagrada, apareció Crismhom, y con Crismhom el ultimo tramo de mi discernimiento.


Aquí, en Crismhom, he aprendido a compartir, a sentir y canalizar las afectividades hacia otro lado diferente al meramente físico. Además, en todo este proceso de acompañamiento que la asociación ha hecho sin saberlo; he vivido el privilegio de aprender las enseñanzas de Jesús, a conocer el Evangelio, a aprender a rezar en comunidad. He conocido el amor fraterno y cristiano. He conocido a los sacerdotes que me han acompañado desde meses en mi proceso vocacional.


Y hablando del proceso vocacional, aquí quiero hacer un pequeño paréntesis.


Cuando Alberto me propuso el otro día que os hablara de mi proceso vocacional. La conversación quedó ahí, sin embargo, es importante que todos seamos conscientes, que el proceso vocacional, es a su vez un proceso vivencial. Un proceso que dura o (al menos debería) durar para siempre: toda la vida, ya que cuando uno decide entregarse a Dios, en realidad le esta entregando su vida, para siempre; igual que cuando nos casamos lo hacemos para siempre.


Cuando llamamos a las puertas de la casa de Dios, estamos pidiéndole matrimonio a Dios, y como en cualquier matrimonio, tenemos que abandonar nuestra casa anterior, o nuestra convivencia con nuestros padres, casi con toda seguridad cambiaremos paulatinamente de amigos, quizá nos cambiamos de ciudad si a nuestra pareja la destinan fuera… La vocación a la vida religiosa, es un enamoramiento, firmar la entrada en el noviciado, es igual que firmar un matrimonio; la diferencia es que no nos casamos con alguien terrenal, sino con Dios, fruto del enamoramiento a su hijo, y con la voluntad inequívoca de que ese amor será para siempre.


Cuando nos casamos con Dios, con casamos con todo su pueblo, en lugar de casarnos con una sola persona.


Pero, que es en realidad la vocación.


La Vocación son nuestros sueños, nuestros anhelos, lo que nos inspira, son la expresión de nuestros valores.


La Vocación apunta hacia los sueños, los anhelos del alma en relación con la vida, con nuestra vida como existencia válida y trascendente. Está por tanto radicada en nuestros valores (en este caso, cristianos, los que Jesús nos enseñó).


La vocación, cuando la he desmenuzado con serenidad, y apoyándome en relatos de otros, he llegado a la conclusión de que podemos desmenuzarla en tres factores de vida importantes:


GUSTO, APTITUD Y ENTREGA


GUSTO: En la llamada de Dios, uno siente placer por el mero hecho de hacer la tarea misma de la Iglesia. No importa que seas todavía novicio, estudiante, postulante o ya estés ordenado sacerdote.


APTITUD: La seguridad en uno mismo durante el proceso INICIAL de vocación a la vida consagrada, es una seguridad diferente a la firmeza de una convicción clara. Algo así como una seguridad INTUITIVA


ENTREGA: Poco hay que decir de este punto


Sin embargo ¿Cómo detectamos nuestra vocación? Cuáles son los signos?, o al menos, como los he detectado yo:


– Cuando el servicio a los demás comienza a ser algo muy importante en tu vida.


– Cuando el servicio pastoral que prestas en tu Parroquia, comienza a llenar tu corazón.


– Cuando la figura de algún religioso o religiosa te atrae y comienza a rondarte la idea de que podrías ser como él o como ella.


– Cuando la Eucaristía y la oración comienzan a ser una necesidad y necesitas encontrarte a solas y en intimidad con el Señor.


– Cuando sientes la inquietud de vivir tu vida más conforme al Evangelio, y la necesidad de consagrarte y comunicar esa vivencia a los demás.


De esa necesidad de comunicar la vivencia, la Palabra y el Evangelio surgió llamar a la puerta de la Orden de Predicadores: Los hijos frailes dominicos de Santo Domingo de Guzmán. Todo el mundo debe conocer la vida de Jesús, y aunque no sean creyentes, mi misión será que incluso los ateos, conozcan la figura de Jesús como hombre que dejó un Mensaje muy concreto de convivencia humana. Podemos ser no creyentes, pero seguir al Jesús hombre.


Bueno, ya no os aburro más, ahora os paso la palabra agradeciéndoos vuestra escucha atenta. Si quereis hacernos cualquier tipo de pregunta, tanto Alberto como yo estamos a vuestra disposición. Igualmente me gustaría que comprtierais con el resto de hermanos vuestras propias vivencias de fe. Que nos conteis si habéis vivido como yo sus obras en carne propia, como han sido, etc  


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