Seamos misericordiosos, como nuestro Padre es misericordioso. No juzguemos, y no seremos juzgados; no condenemos, y no seremos condenados; perdonemos, y seremos perdonados. Demos, y nos será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que medimos, se nos medirá.