La amistad ha sido para ti fuente de gran dolor. La deseaste tanto que a menudo te perdiste en la búsqueda de un verdadero amigo. Muchas veces te desesperaste al no concretarse una amistad que esperabas, o al no perdurar una amistad que comenzó con grandes expectativas.
Muchas de tus amistades surgieron a partir de tu necesidad de afecto, reafirmación y apoyo emocional. Pero ahora tienes que buscar amigos con los que puedas relacionarte desde tu centro, desde el lugar en que sabes que eres profundamente amado. Cuando te reconoces profundamente amado, la amistad se torna cada vez más posible. Entonces, puedes estar con otros de un modo no posesivo. Los verdaderos amigos descubren sus correspondencias interiores donde ambos conocen el amor de Dios. Allí, se comunican de espíritu a espíritu, de corazón a corazón.
Los verdaderos amigos son duraderos porque el verdadero amor es eterno. Una amistad en la cual hay comunicación de corazón a corazón es un regalo de Dios, y ningún regalo que venga de Dios es ocasional o temporal. Todo lo que proviene de Dios participa de la vida eterna de Dios. El amor entre las personas, cuando esta dado por Dios, es mas fuerte que la muerte. En este sentido, la verdadera amistad perdura más allá del límite de la muerte. Cuando has amado profundamente, ese amor puede adquirir incluso mas fuerza después de muerta la persona amada. Este es el mensaje fundamental de Jesús.
Cuando Jesús murió, la amistad de los discípulos con El no disminuyo; por el contrario, aumento. El envió del Espíritu tiene que ver con esto. El Espíritu de Jesús tomo la amistad de Jesús con sus discípulos eterna, más fuerte y más íntima que antes de su muerte. Esto es lo que sentía Pablo cuando dijo: “Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mi” (Ga 2, 20).
Tienes que confiar en que una autentica amistad no tiene fin, en que existe una comunión de santos entre todos aquellos, estén vivos o muertos, que han amado en verdad a Dios y se han amado los unos a los otros. Sabes por experiencia cuan cierto es esto. Aquellos a quienes has amado profundamente y han muerto viven en ti, no solo como recuerdos, sino como presencias reales.
Atrévete a amar y a ser un verdadero amigo. El amor que das y recibes es una realidad que te llevara más y más cerca de Dios, así como de aquellos que Dios te ha dado para amar.
(Herni J. M. Nouewen, La voz interior del amor)