Rey de Reyes

Hace unas décadas que he comprendido que la existencia es una relación de amor entre creatura y Creador. Y he aprendido a aceptar aquellos regalos que tiene para darme. Esto es «fácil» de vivir si vas liberándote del miedo a la «incertidumbre» pero es difícil de explicar a otrxs. He aprendido a vivirlo con naturalidad y gratitud, aun en el dolor.

Las experiencias son aprendizajes, modelaciones de la vasija, nutrición … si son aceptadas con un espíritu, mente y corazón abiertos. 

Si tenemos un espíritu, mente o corazón anclados en «lo conocido» pues es una lucha constante donde se quiere anclar la vida, y controlarla, adecuándola a nuestros esquemas con el precio concomitante de «no VIVIR y no aprender». No esperemos ser «libres» con esta actitud.

Vuelvo a decir que esto es difícil de transmitir a otrxs y los demás solo ven en ti el reflejo de sus miedos («Yo no sé cómo puedes», «yo no sé cómo lo haces», «yo no podría», etc.).

Hacer un par de días comencé la jornada con esos «planes» que se acostumbra, pero eso se trunco nuevamente al decir un «si». Pues con ese «si» acabe en una recepción teniendo frente a mi a Felipe VI, Rey de España.

No es la primera vez, ni será la última en esta vida, donde me encuentro «gratuitamente» frente a personas con «poder» dentro de las estructuras creadas por el ser humano, tanto del otro lado del océano como de este.

Pude ver, en los demás, como lo miraban y escuchaban con esa mirada «humana». Pude comprobar la influencia que tiene en esta dialéctica mutua de poder: Rey – súbditos, Súbditos – rey. 

Pero yo solo pude ver a una persona jugando en esta vida aquello que el Creador le ha acercado. Un niño, como lo somos todxs en esta relación de Amor y haciendo lo mejor que puede con ello, como lo hacemos todxs. 

Me quede más que meditando ese encuentro y agradecido por la experiencia.

De regreso a casa pase por el palacio real pero seguí caminando y decidí entrar en la Almudena.

Necesitaba ver a Jesús en el Santísimo, estar con Él, sentir su poder «real» sobre mí y recibir el regalo de una experiencia con sentido pleno:

Nunca antes el título de Jesús, «Rey de Reyes», tuvo tanto significado para mí. 

 

 

 

 

 

 


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