El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; y el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia; no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios (2 Corintios 9, 6-11).
Jesús nos invita a la acogida. La hospitalidad de los discípulos de Emaús, su acogida a un extranjero, un desconocido, les posibilita recibir al mismo Dios. Cuando acogemos también nos hacemos conscientes de nuestra propia fragilidad.