Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te muestre su gracia. Que el Señor te descubra su rostro y te conceda la paz. Que otros invoquen mi Nombre sobre ti, y yo te bendeciré.
Y la prueba de que eres hijo, es que Dios infundió en tu corazón el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo» ¡Abba!, es decir, ¡Papá! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.