Intentando torpemente romper el aislamiento con la gente de mi trabajo. Intentando poner mi amor más en las obras que en las palabras. Acertando a seguir a Jesús, pero dudando por el camino si no seré un insensato haciéndolo. Intentando agarrarme a la mano de Jesús andando sobre las aguas mientras caminando sobre ellas siento que me hundo. Él, en medio de la tormenta, me dice: «¿Por qué has dudado? ¿Por qué sigues dudando».