Iniciando el día con dificultad. No es pereza. Es más cansancio físico de despertarse demasiado pronto antes de que suene el despertador. Entrando en el día poco a poco, la vida se acelera y el fin del día se alcanza pronto. Ofreciendo el día a nuestro Creador y Señor en ese momento tempranero de cansancio. Para que disponga de todo según su voluntad. Para que nos ayude en todo a amar y servir y a verle en todas las cosas. Para que nos conceda su gracia.