En estos tiempos últimos, Dios se ha dirigido al hombre en la persona de Jesucristo y nosotros nos convertimos en sus hermanos. Acercarse a Él ya no es una cuestión de miedo sino de la alegría en el Señor y sobre todo en su sinceridad. Esa es la visión del Creador que desea asociar al hombre a su plan de amor. Nosotros y vosotros también, de una forma u otra, pese a la distancia que nos separa, nos hemos purificado y nos hemos hecho uno sin confusión. Buenos días en esta unidad deseada por Cristo.