Hijo mío, no niegues un favor a quien lo necesita,
si está en tu mano hacérselo.
Si tienes, no digas al prójimo:
«Anda, vete; mañana te lo daré».
No trames daños contra tu prójimo,
mientras él vive confiado contigo;
no pleitees con nadie sin motivo,
si no te ha hecho daño;
no envidies al violento,
ni sigas su camino;
porque el Señor aborrece al perverso,
pero se confía a los honrados (Proverbios 3, 27-30).