No dejas de sorprenderme

No dejas de sorprenderme, mi Dios Desconocido.

Y hoy no he podido pronunciar palabra hasta este momento, aunque sea escrita.

Me has vuelto a arrancar un «SI» de mi «no».

Y no se si, en esta fecha mariana especial, ha sido nuestra Madre quien te lo ha arrancado a Ti para hacérmelo llegar o quien me lo ha arrancado a mi para hacértelo llegar.

De todos modos: ¡Así sea mi Dios y Gracias Mamá! 


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