Mantente de pie en tu pena

La pregunta es: “¿Puedes mantenerte de pie en tu soledad, tus temores y tu sensación de ser rechazado?” El peligro es que estos sentimientos te arrebaten. Estarán aquí durante mucho tiempo y te seguirá tentando ahogarte en ellos. Pero se te pide que los reconozcas y los registres, mientras sigues en pie.

Recuerda: María estaba de pie bajo la cruz. Sufría su pena de pie. Recuerda: Jesús hablaba de los desastres cósmicos y de la gloriosa aparición del Hijo del Hombre y les decía a sus discípulos: “Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad animo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación” (Lc 2 1, 28). Recuerda: Pedro y Juan curaron al hombre lisiado que estaba pidiendo en la entrada del templo. Pedro le dijo: “En nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar” (F-Ich 3, 6). Después, lo tomo por la mano derecha y lo ayudo a ponerse de pie.

Tienes que atreverte a mantenerte de pie durante tus luchas. La tentación es quejarse, rogar, estar agobiado y encontrar satisfacción en la pena que evocas. Pero ya sabes que lo que tu corazón más anhela no es tu beneficio. Mientras te mantengas de pie, podrás hablarles libremente a los demás, alcanzarlos y recibir algo de ellos. Así, hablaras y actuaras desde tu propio centro e invitaras a los demás a hablar y actuar desde sus propios centros. Así se posibilitan verdaderas amistades y se puede constituir una auténtica comunidad. Dios Le da la fuerza para estar de pie durante tus luchas y para responder a ellas de pie.

(Herni J. M. Nouewen, La voz interior del amor)


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