Hace 499 años, un día 31 de Octubre, Martín Lutero conmocionó las tradiciones del cristianismo mundial.
Lo cierto es que la historia que desemboca en este día de reconocimiento y celebración no puede comprenderse sin valorar la valentía, el tesón, el compromiso de muchos hombres y mujeres del pueblo evangélico.
Hermanos y hermanas que animados por la fe, y no obstante la existencia de todo tipo de obstáculos, han liderado la vivencia y expresión de la pluralidad. Y han perfilado así también, una parte importante del ser y el actuar de nuestra sociedad. Fue el anhelo de establecer un cristianismo donde todos tuvieran cabida en el respeto, la tolerancia y la aceptación mutua.
El día de ayer en el culto de la Iglesia Evangélica Española se recordó este momento histórico del patrimonio espiritual de la humanidad.