Los que saben recogerse

Los que saben recogerse (llámese así porque recoge el alma todas las potencias y se entra dentro de sí con su Dios) están ya (como dicen) puestos en la mar; que, aunque del todo no han dejado la tierra, por aquel rato hacrn lo que pueden por librarse de ella, recogiendo sus sentidos a sí mismos. Si es verdadero el recogimiento, siéntese muy claro, porque hace alguna operación. No sé cómo lo dé a entender. Quienlo tuviere, sí entenderá. Es que parece se levanta el alma con el juego (ir con ganancia sin que los contrarios se puedan desquitar), que ya ve lo es las cosas del mundo […] un retirarse los sentidos de estas cosas exteriores y darles de tal manera de mano (ignorarlas), que sin entenderse, se le cierran los ojos por no las ver, porque más se despierte la vista a los del alma […] Parece que se entiende un fortalecerse y esforzarse el alma a costa del cuerpo y que le deja solo y desflaquecido, y ella toma allí bastimento (sustento) para contra él (Santa Teresa de Jesús, Camino de Perfección 28, 7).


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