La muerte y la vida, dos caras antagónicas de nuestro pensamiento. Jesús se expresó claramente: “Lázaro ha muerto, pero yo iré a despertarlo”. Tengo la percepción de que todos necesitamos en nuestra vida despertadores, timbres, señales que nos hagan descubrir que la vida y la muerte son un proceso de plenitud.
Nacemos de un útero humano y plenificamos nuestra vida al llegar al útero de Dios. Vida y muerte… ¿cuál de las dos caras de una moneda es más importante?, ¿cuál de las dos alas de los pájaros es más necesaria que la otra?
La vida es un desaprender a estar continuamente dormidos, viviendo sin vivir, viendo sin mirar, oyendo sin escuchar, gastando la vida sin desgastarla. “Despertadr cítara y arpa, despertaré a la aurora” (Salmo 56).
Jesús va a despertar a Lázaro, a devolverle la vibración de una sonoridad que ya no poseía armonía.
Descubro cada día que la muerte es una ruptura en nuestras categorías, en nuestros pensares, modos de hacer las cosas…Me fijo en la semilla, hasta que no muere no da fruto. La semilla ha de romperse para comenzar a crecer y llegar a Su Plenitud, y nosotros tenemos que descomponernos para que solo la esencia que somos llegue a la Plenitud que Es.
La muerte es la novedad que nos permite Vivir. Tenemos miedo a la separación, al qué vendrá después. Nacemos llorando y morimos llorando, ¿por qué no somos capaces de olvidar el umbral del vértigo para disfrutar del después?
Qué poca fé, qué poca confianza…Y Jesús dice: “Lázaro ha muerto y me alegro de no estar allí, por vuestro bien, porque así tendréis un motivo más para creer” . Jesús no acompaña a Lázaro en su Pascua al Padre, y no lo hace para enseñarnos a confiar, a que descubramos su fe en el Padre.
Nosotros, seres humanos, nos encanta controlar todo, y lo que no podemos controlar, lo aseguramos. Pues esto es lo contrario a como vivió Jesús….CONFIANDO EN SU PADRE.
La muerte y la vida, dos caras de la plenitud que somos. Proceso concatenante de vidas que nos conducen a la VIDA.
(www.monjasdesuesa.org)