Ulrike Lunacek, parlamentaria europea del grupo de los Verdes, es una de las representantes políticas más comprometidas con los derechos de la comunidad LGTB del viejo continente. Así lo ha vuelto a demostrar durante la visita del papa Francisco a la sede del Parlamento Europeo. Lunacek ha hecho entrega de una bufanda con los colores del arcoíris y una carta de su coalición al sumo pontífice. La bufanda, que fue tejida por las mujeres indígenas del Ecuador, es un “símbolo de la protección de los pueblos indígenas en los Andes, por los derechos de gais y lesbianas y por la paz”.
La acción de Lunacek, al regalarle a Francisco una bufanda con los colores del emblema LGTB, guarda un importante simbolismo: representa un claro mensaje por el cambio de actitud de la Iglesia católica hacia el colectivo LGTB. Ha ocurrido durante la visita del líder religioso a la sede parlamentaria europea, que tuvo lugar ayer. Desde que Juan Pablo II lo hiciera en 1988, la Eurocámara no había vuelto a recibir a ningún papa. En aquel momento, Europa estaba a punto de romper con la bipolaridad clásica entre capitalismo y comunismo, que desembocaría en la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989 y la Unión Europea comenzaba además a abrirse hacia los países del este.
Los muros actuales son mucho más sutiles. La discriminación, la homofobia y la transfobia así como el avance de los partidos eurófobos de extrema derecha son amenazas con las que se topa la comunidad LGTB europea para avanzar en el reconocimiento y la consolidación de sus derechos. En el aspecto estrictamente religioso, si bien la postura del actual papa es menos beligerante hacia las personas LGTB que la de pontífices anteriores, lo cierto es que Jorge Mario Bergoglio (nombre secular del papa Francisco) ha acabado asumiendo una decepcionante postura conservadora y excluyente.
En el escrito que Lunacek ha entregado al papa, junto con la bufanda LGTB, los Verdes expresan que “estamos gravemente preocupados por la continua condena de la homosexualidad” por parte de la Iglesia católica. Asimismo, también manifiestan una posición expectante “en lo que respecta a las mujeres, especialmente cuando se trata de sus libertades personales y los derechos reproductivos y su lugar y su papel en la Iglesia”. También han manifestado su conmoción “por la magnitud de los abusos sexuales –tanto heterosexuales como homosexuales– cometidos por personas ordenadas por la Iglesia católica”.
Boas multicolor en los escaños de Podemos
Por otra parte, en el plano de las valoraciones positivas, los Verdes han dado “la bienvenida a sus reiterados compromisos para hacer una prioridad de las luchas contra la creciente desigualdad y la pobreza y el cambio climático”. En este sentido, el eurodiputado Pablo Iglesias y líder de Podemos (partido encuadrado, recordemos, en el grupo de la Izquierda Unitaria Europea) ha alabado también la alocución del papa a través de su cuenta de Twitter: “Bergoglio critica el burocratismo de la UE y las prácticas ostentosas de sus jefes. Buen discurso”. El también eurodiputado de Podemos Pablo Echenique expresaba lo siguiente: “el programa económico del Papa es el de @ahorapodemos. El de derechos de las mujeres y LGTBI, no”. En un tuit anterior, Echenique insistía en el matiz. “La dignidad humana en el centro del discurso del Papa: un diez. La aplicación del principio a los derechos LGBTI y de las mujeres: un cero”, escribía.
Por cierto, Echenique y Teresa Rodríguez han exhibido boas multicolor en sus escaños durante la intervención del papa.
Lunacek y su compromiso LGTB
La austriaca Ulrike Lunacek abanderó el informe contra la homofobia y la discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género que respaldó el Parlamento Europeo el pasado mes de febrero. El texto, aprobado por 394 votos a favor, 176 en contra y 72 abstenciones, condena enérgicamente toda discriminación basada en la orientación sexual y la identidad de género, y “deplora profundamente” que los derechos fundamentales de las personas LGTBI no se respeten siempre en la Unión Europea.
Cabe recordar que el compromiso de Lunacek con la igualdad de las personas LGTB ha grajeado odios y recelos entre agrupaciones ultras. Sin ir más lejos, durante su participación en la pasada edición del Orgullo de Viena sufrió un intento de agresión en plena calle. La política progresista fue atacada con ácido butírico mientras concedía una entrevista. Ni la eurodiputada ni las personas que la entrevistaban sufrieron lesiones, pero sí resultaron dañados tanto la ropa de Lunacek como la cámara y el equipo de los entrevistadores. Tras este suceso, la propia Lunacek declaraba que “esta clase de ataques aislados demuestran que la lucha por la tolerancia, la aceptación y el respeto en Austria no ha finalizado. Es necesario oponerse a las personas que diseminan el miedo y el odio”.