Un textillo que escribí y que Xabier Pikaza (Premio Arco Iris 2008) me publicó. Sobre una reciente película de Juan Manuel Cotelo sobre homosexuales que habían «dejado» la homosexualidad…
http://blogs.periodistadigital.com/xpikaza.php/2012/06/19/juan-manuel-cotelo-y-los-homosexuales
Juan Manuel Cotelo y los homosexuales
19.06.12 | 16:20. Archivado en Iglesia Instituciones, hombre, Amigos, la voz de los, Amor
Me escribe un amigo antiguo, y dice: «He visto ya tu monumental libro sobre Marcos, y te felicito por ello… Te mando un texto para el blog, relacionado con la película de Juan Manuel Cotelo sobre la homosexualidad…
He puesto negritas para guiar un poco la lectura de quien haga barrido de la página, pero he querido conservar la extensión para quien quiera tener una reflexión más larga y meditada. Al final incluyo unas notas para quien desee más información. Muchas gracias y un fuerte abrazo» (Serafín).
Ésta es la carta, éste es el envío de «Serafín»… que viene después del de Marianne, a quien agradezco sus intervenciones ejemplares en el blog.
A J. M. Cotelo (foto) se le conoce bien en nuestro ambiente. Es el director de la Última Cima, un buen profesional, pero quizá puede y debe matizar sus argumentos, como dirá Serafín. Posiblemente, el evangelio del amor no necesita las defensas que él le ofrece ni sus caminos de conversión… aunque evidentemente necesita otros caminos de conversión en un plano personal y social, familiar y eclesial.
Jesús de Nazaret pido conversión desde el Reino (cf. Mc 1, 14-15), pero de otra manera:
– Jesús no quiere en principio que el homosexual deje de serlo, sino que sea buena persona (hombre de reino), en línea homosexual o heterosexual;
– Jesús no quiso curar homosexuales, sino sanar personas, en fe y amor (no aparece en los evangelios sanando a ningún homosexual de su homosexualidad…);
– San Pablo dirá en un lugar famoso (siguiendo la línea de Jesús) que cada uno permanezca en la situación en la que está, pero «aprovechando el tiempo», es decir, viviendo en intensidad su llamada a la vida, a la fe, al amor
.
El amor, camino más alto, tal como lo presenta Pablo en 1 Cor 13, no es homo- ni hétero-sexual, es simplemente “amor”:
– por encima de las “grandes lenguas o lenguajes” (como puede ser la de Cotelo);
– por encima de las duras profecías (como puede ser la de un tipo de jerarquía oficial);
– por encima de las fuertes gestos económicos (como deberían ser los del FMI)…
El amor es simplemente amor: Generoso, bondadoso, sin recelos…
Todo lo que sigue es tuyo, Serafín. En la foto he puesto a Cotelo. Te espero en el blog, con otro nombre, pues todavía no es «claro» poder decir entre nosotros «soy homosexual y estoy en la escuela de Jesús.
Tú sabes bien que no he querido «convertirte» a otra cosa, sino que me gustaría convertirme contigo, en línea de evangelio. Un recuerdo de Mabel. Todavía recuerda emocionada las flores que un día le regalásteis, tú y otros amigos.
Juan Manuel Cotelo y los homosexuales (Serafín)
En fecha cercana al día del orgullo, el director Juan Manuel Cotelo dedica un segundo capítulo de su serie «conversos» a los homosexuales. Ya el trailer y el corto previo «habitantes de Nínive» nos permiten tener una idea de sus líneas básicas, que son las que me ocupan (1).
El protagonista es Rubén García, quien nos cuenta una historia realmente desgarradora. Maltratado de niño, como tantos en un acoso escolar homofobico tantas veces pasado por alto, Rubén se adentró luego en una espiral autodestructiva hasta que escuchó el mensaje del amor incondicional de Dios. Identificó la homosexualidad con la espiral autodestructiva que vivía (cabe suponer que nadie le dijo que había otras posibilidades) y decidió vivir siguiendo el magisterio oficial, dentro de la asociación Courage latino.
Como sabiamente ha dicho G. en un texto reciente (2), alejo de mí toda pretensión de juzgar la intimidad de esta persona, como desearía que hicieran conmigo y con tantos homosexuales cristianos que seguimos otro camino. Lo que sí puedo hacer es hablar del planteamiento del documental, de lo que dice y, sobre todo, de lo que no dice.
En primer lugar, hay una llamativa confusión de homosexualidad y transexualidad, afirmada por el director en el trailer. Rubén desde luego, tiene derecho a contarnos su experiencia como la vive; puede que él viva a la vez las dos realidades. Pero el hecho es que son dos realidades diferentes, y el director debería estar informado sobre algo que, por cierto, es bastante elemental. Los homosexuales no suelen ser transexuales, y a la inversa. Algunos pueden vivir las dos realidades, y puede que sea el caso de Rubén, pero no es el caso común, y en cualquier caso no justifica que se confundan las dos realidades.
Homosexuales y transexuales sufrimos el rechazo de quienes solo admiten una forma determinada de ser hombre y mujer, pero el prejuicio nos golpea por lados diferentes. Lo mínimo que podemos reclamar es que se nos conozca y se hable de nosotros correctamente. Y que Cotelo manifieste esta desinformación no me anima, precisamente, a ver con buenos ojos su trabajo.
Por otro lado, parece ser que se identifica homosexualidad con vida autodestructiva y la salida de dicha vida pasa por «abandonar» la vida homosexual.
‒ No contempla otras posibilidades ni explicaciones. No toma en cuenta que la misma represión ha facilitado la reclusión en ambientes que favorecen una vida deshumanizada.
‒ No considera que el mismo desprecio sufrido en la infancia deja en muchos gays y lesbianas huellas duraderas en la autoestima, unas heridas que dificultan muy seriamente una vida sana, y no digamos unas relaciones fructíferas.
‒ Tampoco contempla la posibilidad de que una persona homosexual metida en una espiral dañina puede tener otros caminos diferentes a negar la «vida homosexual». En especial, no tiene en cuenta que ayudar a restablecer el legitimo amor de sí y animar a la búsqueda de relaciones estables y humanizadas son un camino de sanación, como muestra la experiencia de no pocas personas.
‒ Mucho menos cree que el descubrimiento del amor de Dios pueda llevar a buscar ese tipo de relaciones y menos todavía parece considerar que estas relaciones sean camino de realización cristiana. No contempla que una vida (homo)afectiva y (homo)sexual puede ser, ademas de humanamente sanadora, también, un camino de salvación y Gracia.
‒ Sé bien que el Catecismo rechaza esta posibilidad, pero ello no suprime las experiencias y no exime de mirarlas y darles la palabra. En definitiva, entre muchas posibilidades y experiencias, toma una y la plantea como única, lo cual puede que refuerce cierto magisterio ordinario y ciertos movimientos eclesiales, pero ignora una parte de la realidad a la que dice acercarse. Y no era tan difícil, que grupos, comunidades y asociaciones de gays y lesbianas cristianos hay unas cuantas y están a unos tecleos en Google.
Por otra parte, yo me pregunto, ¿qué hay de la capacidad de amar de Rubén? No hablo del amor fraterno, sino de esa forma particular de amor que es el erótico ¿Qué hay de su deseo de intimidad? ¿Qué se le dice cuando ve que sus compañeros heterosexuales sí pueden buscar alguien concreto a quien amar? ¿Qué será de él dentro de unos años? Le veo, y no puedo dejar de pensar que su (homo)afectividad seguirá ahí, que en su corazón seguirá anhelando un hombre con el que compartir vida, con el que pasar las horas muertas, con el que llorar y reír, con quien dormir y despertarse y con quien envejecer. Me temo que, al «dejar la vida gay», descartó también toda expectativa de «otra» vida gay; y me temo que en ello ha sido animado por Courage. Se ha liberado de unas relaciones deshumanizadas, y está claro que eso es bueno, pero creo que con el tiempo sentirá la necesidad de algo más.
Mi preocupación por Rubén no viene de la nada. Otras personas han intentado su camino, y muchas nos cuentan el otro lado de la historia.
Àngel (3) por ejemplo, estuvo diez años queriendo dejar de ser homosexual, durante un tiempo habría hablado como Rubén; sin embargo, al cabo de diez años, estaba con una depresión, estrés crónico e intentos de suicidio. Hoy lleva años reconciliado consigo mismo, aunque los años de negación le han dejado secuelas. Asiste regularmente a la Iglesia, es un hombre de fe y aspira a compartír su vida con otro hombre.
Aure también quiso «dejarlo», pero su deseo de intimidad y su inquietud espiritual le llevaron a explorar los otros caminos que se le ofrecían (ésos que Cotelo ignora); hoy vive con su pareja, en paz con su deseo de amar y en paz con Dios. Y hay más.
Hay toda una organización que cambió de rumbo. Curiosamente, comparte nombre con la de Rubén, Courage UK (4). Su promotor, Jeremy Marks, organizó un grupo de apoyo como el de Rubén y lograron una estructura y tamaño considerables. Durante años se esforzaron por seguir lo que les decían sus líderes religiosos. Sin embargo, vivieron la frustración, el desánimo y el rechazo de unos anhelos que seguían teniendo. Por no hablar de las incoherencias de quienes decían haber dejado la vida gay y luego, en conversación con Jeremy Marks, confesaban seguir deseando con ardor una pareja homosexual. Por el contrario, veían que quienes, de entre los suyos, dejaban de intentarlo y buscaban relaciones estables, mejoraban en su vida, vivían claramente con más paz y, además, dejaban atrás la sexualidad compulsiva. Demasiado abrumadora la evidencia. Tras una reflexión, la organización entera cambió de rumbo hacia el año 2000. Hoy sigue existiendo, pero anima a ser homosexual cristiano buscando relaciones humanizadoras.
Como dice el mismo Jeremy Marks en su libro Exchanging the Truth of God for a Lie (5), intentaron el camino que les dijeron, y con el tiempo vieron que no era viable. Me pregunto qué vivirá Rubén y su grupo cuando pase el tiempo, ese tiempo que llevó a Jeremy, a Àngel, a Aure y a tantos otros a ver que no funcionaba eso de «dejar la vida gay» (6).
Ciertamente, hay algo en la historia de Rubén que ha de ser tenido en cuenta por quienes defendemos otro enfoque. Rubén se identificó como homosexual (dejemos de lado la cuestión de la posible transexualidad), pero la sola identificación no le protegió de vivir un proceso que le hacía daño. Existe con frecuencia en el mundo gay la idea de que aceptarse significa que ya no hay problema para vivir como homosexual (o transexual) y que ya no hay obstáculo en el camino hacia una (homo)afectividad sana y gratificante. Es una noción impregnada de ilusión y buena voluntad, pero que escamotea la realidad y que, finalmente, deja abierta la puerta para que mensajes como el de Cotelo tengan visos de verosimilitud en personas vulnerables.
En efecto, la sola autoidentificación no es suficiente, ni tampoco la aceptación, aunque sea un paso más. Las heridas sufridas desde la infancia, el desprecio interiorizado de una sociedad que odia la diferencia necesitan ser sanados. El tiempo perdido en la adolescencia para aprender a relacionarse, esos torpes noviazgos juveniles que enseñan la complejidad del amor, todo ese aprendizaje que se negó, tiene que ser recuperado. Una vida afectiva y sexual plenamente humana (y por ello, cristiana) necesita madurez y sanación.
Parece que Rubén se identificó como homosexual, pero no queda claro si se aceptó como tal, y desde luego no parece que nadie le ofreciera un camino de crecimiento. Y en ello hay responsabilidad, desde luego, de la sociedad y de la Iglesia (todas las Iglesias), que después de negar un camino le ofrecen solo la alternativa de dejar en vía muerta su sexualidad.
Pero también hay una responsabilidad para el colectivo lgtb (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), y una llamada para los grupos cristianos en ellos. Necesitamos crear espacios y oportunidades para que podamos ir más allá de salir del armario. Es preciso aumentar las oportunidades para sanar heridas y reencontrarse con el Dios que ama incondicionalmente y que no exige abandonar la esperanza del amor en pareja.
Yo he tenido la oportunidad de vivir este proceso de sanación, tuve la buena suerte (o providencia) de seguir un proceso de psicoterapia humanista; el terapeuta, por cierto, es cristiano y de orientación cristiana si uno quiere darle ese enfoque a la terapia, aunque desde luego su terapia no es, para nada, la que recomendaría Reig Pla, pues desde el principio se enfoca a curar heridas y remover obstáculos para amar. Nunca cuestionó mi orientación ni me invitó a “dejar la vida gay”.
Fue mi primer novio quien me refirió esta posibilidad y yo no dejo de dar gracias a este novio y a Dios. Desde entonces, he promovido que otras personas sigan este proceso, que para mí además ha sido un encuentro con el Señor. Y yo hablo de lo que he visto y oído. Soy consciente de que ya se está haciendo mucho en los grupos lgtb, cristianos y seculares, pero ha de insistirse más en este camino. Sólo así personas como Rubén podrán encontrar un camino de felicidad y paz. Sólo así películas como la de Juan Manuel Cotelo no tendrán atractivo alguno.
Somos muchos los homosexuales cristianos que vivimos un camino de fe en el que incluimos nuestra afectividad y nuestro deseo de amar en pareja. Muchos están ya en pareja y los conozco que llevan ya años. Los conozco incluso que van a misa juntos y rezan en pareja y los conozco que oran antes de tratar un asunto serio de su vida en común. Viven una experiencia sincera de fe. Y su sexualidad no ha sido obstáculo, sino al contrario, camino de Gracia, lo cual, como ya señaló un teólogo católico en un libro injustamente poco conocido (7), desmonta el cimiento mismo de la actual enseñanza católica sobre la homosexualidad. Mucho queda por hacer. Muchos quedan por descubrir este camino de Gracia y sanación afirmadoras de la (homo)afectividad. Sigue habiendo personas como Rubén a las que no llegamos. Pero esta posibilidad va avanzando. Los homosexuales cristianos que vivimos nuestra fe y nuestra sexualidad en paz y con alegría existimos. Y somos ya una nube de testigos, aunque Cotelo no se digne filmarnos.
Rubén, donde quiera que estés, y si lees esto, que sepas que tienes toda mi simpatía y mi oración por ti.
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Notas
(1) El corto «habitantes de Ninive: ¿Dios ama a un homosexual?» muestra a Rubén hablando de como deja la vida gay. Además, en la presentación del capitulo, se ofrece, como información adicional, referencias a la Narth (una asociación minoritaria y muy contestada de psicologos a favor de las terapias «reparativas» y de cambio de orientación) y dos grupos que defienden la abstinencia de relaciones sexuales, “Es posible la esperanza” y de Courage, la asociación a la que pertenece Rubén. Nada se dice ni de las grandes asociaciones profesionales de la salud que desaconsejan por dañinas las terapias reparativas y de cambio. Y por supuesto, no hay referencias a los grupos cristianos que defienden visiones diferentes a la del magisterio. Todos estos datos nos dejan ver claramente cuál es el enfoque de este capítulo.
https://www.infinitomasuno.org/producciones/te-puede-pasar-a-ti/capitulo-2/
http://www.youtube.com/watch?v=BYeb6CXqxhI (Habitantes de Ninive)
(2) http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2012/04/25/religion-iglesia-reig-homosexual-cristiano-carta-abierta.shtml
(3) http://elpais.com/diario/2010/06/20/sociedad/1276984802_850215.html ; http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/20100613/angel-llorent-con-tratamiento-perdi-deseo-sexual-quede-anulado/319550.shtml
(4) http://www.courage.org.uk/
(5) Exchanging the Truth of God for a Lie. One man’s spiritual journey to find the truth about homosexuality and same-sex partnerships, Courage, 2009. [Intercambiar la verdad de Dios por una mentira. El viaje espiritual de un hombre para encontrar la verdad sobre la homosexualidad y las parejas del mismo sexo]. Referencia de Amazon: http://www.amazon.es/Exchanging-Truth-God-Lie-Homosexuality/dp/1903905451/ref=sr_1_2?ie=UTF8&qid=1338055199&sr=8-2
(6) Los testimonios en este sentido son múltiples: véase, por ejemplo, http://homoprotestantes.blogspot.com.es/2012/06/la-vida-ex-gay-es-una-mentira.html (con referencias); http://www.beyondexgay.com/; o la rotunda retractación de varios fundadores de grupos del estilo de Courage latino: http://www.kewego.es/video/iLyROoafYaAs.html (subtítulos en español).
(7) Gareth Moore, A Question of Truth. Christianity and Homosexuality, Londres, Continuum, 2002. [Cuestión de verdad. Cristianismo y homosexualidad]. El autor, fallecido en 2002, justo después de publicar libro, era dominico y profesor en Oxford. El argumento principal viene a decir lo siguiente: si las relaciones homosexuales son inequívocamente pecaminosas, entonces mantenerlas en el tiempo debe llevar, inequívocamente y sin excepción, a un alejamiento de Dios, y ello habrá de verse en efectos como una menor capacidad de entrega, una menor capacidad de amar, un mayor sinsentido, etc.. Sin embargo, hay casos de parejas homosexuales en las que esto no es así; es más hay casos de parejas homosexuales en las que no sólo no hay signos de “alejamiento” de Dios, sino de todo lo contrario, de acercamiento, esto es, signos de la Gracia, y ello puede verse en relación directa con la misma relación homosexual y no “a pesar de ella”. Por tanto, la relación homosexual, en sí misma, no puede ser pecado, porque nada puede ser pecado y vehículo de Gracia al mismo tiempo. Se trata de una demostración más larga y rigurosa, al mejor estilo de un filósofo dominico y constituye una refutación lógica de la enseñanza oficial.