“Algunos de nosotrxs trabajamos constantemente por reivindicar el respeto y el reconocimiento de la diversidad humana en sus múltiples manifestaciones.
Una de esas diversidades es la diversidad religiosa o espiritual; reconocer que unas personas son creyentes -dentro de enorme abanico de posibilidades- y otras no.
Para muchxs creyentes, la oración como práctica espiritual es una acción que les genera bienestar psicológico y este bienestar es fundamental en su vida cotidiana y aún más en tiempos de crisis e incertidumbre. En la oración encuentran fortaleza interior, consuelo y esperanza.
La oración produce efectos positivos en la psique de estas personas, este hecho no debe ser menospreciado o vilipendiado por aquella personas que no creen o no consideran efectiva la oración, se trata simplemente de respetar al otro en su diversidad, de respetar aquello que es diferente, entendiendo que la pluralidad nos enriquece siempre.”
Autor: Eduardo L. Saborio Murillo