Con el deseo de poner mi vida en manos de Dios, soñar sus sueños, intentando desde hace años atisbar el plan de felicidad que me tiene destinado, encontrar mi sitio. Sin acertar a visualizarlo, sentirlo o racionalizarlo. Quizá con miedo o vértigo a hacerlo. Agotando posibilidades, el Señor me va cercando. Sin recibir la visión del camino acertado, me siento guiado por el camino de la eliminación. Dejando pasar años tachando otras posibilidades, escurriéndome hábilmente.