Tu eres mi siervo a quien sostengo, mi escogido, a quien prefiero. No gritarás ni vocearás. La caña cascada no la quebrarás y el pabilo vacilante no lo apagarás. Llevarás lo que es justo a tu alrededor y no te desanimarás, porque yo estoy siempre contigo. Gracias por cumplir mi encargo, serás feliz y harás feliz a los demás.