Cuando uno se queda sin palabras o no hay palabras para expresar lo que sentimos internamente, sólo quedan los gestos. Acciones sencillas, a veces simplemente presencia silenciosa, poner en nuestro pensamiento a otras personas. Expresiones mucho más elocuentes que las mismas palabras, se transmiten por un canal distinto de expresión corporal casi telepático: presencia ausente y presente, abrazos, besos, apretones de manos. Contemplando el gesto de Jesús lavando los pies a sus discípulos: sabiendo que provenía del Padre y que a Él volvía, habiendo amado a los suyos, hizo una última y suma muestra de su amor por ellos.