Hace unos días un compañero de trabajo se me acercó y me preguntó si iba a comer con él y otro grupo de gente. Yo le dije que sí, que iba con ellos. Hoy contemplo esta escena y no alcanzo a recordar la última vez que esta persona me hacía esta propuesta tan simple. Hoy agradezco este gesto minúsculo del amor de Dios, quizá inconscientemente canalizado a través de esta persona.