Contemplando el finísimo hilo de separación entre ser auténtico y ser mediocre y falso. Mirando cómo un gesto eficaz de autenticidad conmueve, remueve y hace mi corazón mucho más feliz que optar por el fácil camino de la mediocridad. Hoy siento y veo cómo un gesto así me une mucho más a quien realmente quiero e incluso con quien comienzo un camino de conocimiento. Dando gracias por nuestras limitaciones, porque nos dan la oportunidad de recibir y pedir perdón y sentir la paz inmensa de la reconciliación.
Gracias porque la vida cotidiana se ha llenado de momentos intensos, unos duros y otros gozosos. Momentos que nos hacen sentir que estamos vivos, que nuestro corazón late y que circula sangre por nuestras venas.